El Edificio “Focsa”
Considerado como una de las
maravillas de la ingeniería civil del mundo y una de las siete de Cuba, se
erige en una de las zonas más
céntricas del Vedado capitalino
el edificio “Focsa”.
Inaugurado en Junio de
1956 y construido en tan solo 28 meses debido a la destreza de talentosos
ingenieros y especialistas en construcción civil cubanos, así fue consumada la
idea de edificar un inmueble de 35 plantas en el Centro del Vedado Habanero, “El
Focsa”, edificio considerado como una de las siete maravillas de la
construcción civil en Cuba.
Se supo que el Ingeniero Luis Sáenz
Duplace Proyectista Principal, y el Arquitecto Ernesto Gómez Sampera conjuntamente
con su equipo emprendieron la contingencia de tal cimentación, la cual forjaron
en el espacio de una manzana, rodeada por las calles 17, M, 19 y N, donde se
encontraba antiguamente el Club de la compañía cubana de electricidad
“Cubanaleco”. Las siglas que dan nombre al edificio se corresponden con las
iniciales de la compañía, Fomento de Obras y Construcciones Sociedad Anónima.
Su
construcción se realizó en tan solo veintiocho
meses de la siguiente manera: 14 días para la primera planta, 12 para la segunda, 10 para la
tercera, 7 días de la 4ª a la 15ª, y
5 ½ días de la 16ª a la 30ª.
De
esta forma se logró el 5% de ahorro en
el presupuesto de los pisos bajos y un 18% en los
altos.
Para
lograr esta edificación hizo falta tomar determinadas medidas y consultar con
técnicos y médicos que garantizaran el máximo de eficiencia y la posibilidad de
vivir allí, por ser tan alto y estar sujeto a movimientos oscilatorios debido a
los vientos y la cercanía al mar.
Fue
entonces cuando se usaron por primera vez en Cuba los tacos premoldeados que mantienen el acero en su posición. El trabajo
que ejecutaron los carpinteros, electricistas y cabilleros se podía hacer simultáneamente,
y por eso se edificó por niveles. Algo curioso fue que las instalaciones tanto
eléctricas como sanitarias se colocaron independientes
de la estructura.
En este complicado proyecto de 35 pisos
en forma de Y, con una torre en su
centro, y un total de 373 apartamentos todos muy confortables y ventilados, se
pensó también en proporcionar algunas comodidades y bienestar de los
inquilinos, por lo que se tuvo en cuenta la creación de un amplio jardín con bancos, donde cuando llega la
estación invernal, las personas se sientan a tomar el sol matinal ya sea
leyendo, o recreándose dando una ojeada a
la majestuosidad del edificio; 2 piscinas,(una de ellas de poca
profundidad para los niños, -que ya no existe- y la grande que solo se llena en
contadas ocasiones, como por ejemplo cuando fue alquilada a una artista
participante en la Bienal de La Habana), un complejo comercial donde actualmente se hallan una tienda de ropa,
peletería, ferretería, perfumería, una tienda de efectos electrodomésticos,
otra de artículos varios, un mercado de productos alimenticios, y una boutique;
además de los restaurantes “El Monseñor” y “La Torre”, una farmacia, una Casa
de Cambio ( CADECA), un correo, dos cafeterías, una en la esquina de la calle N y 17 y la otra en el centro de
la planta baja “El Patio”, donde en las
noches se efectúan shows musicales en un espacio llamado Café TV, con la
participación de actores humorísticos, -todos esos establecimientos comerciales
expenden solo en divisas- una oficina de la Western Union, también se
encuentran el teatro Guiñol (antiguo Cine Focsa), donde los padres llevan a sus
hijos cuando hay funciones de títeres u otras obras infantiles; el club
nocturno “Sherezada”, el cual en años anteriores fue catalogado como el “rincón
del feeling” , porque en él vocalizaban artistas de ese género como Moraima
Secada, Ángel Díaz, Portillo Scull, José Antonio Méndez y César Portillo de la
Luz; un estudio de televisión en el cual se graban y realizan algunos
programas; una emisora radial la COCO, la dulcería Ailette, un banco con 2 cajeros automáticos externos y algunas
oficinas.
Realmente se puede asegurar que uno de
los edificios más confortables y con vista panorámica de toda la ciudad es “El
Focsa”, a pesar de que técnicos norteamericanos pusieron en dudas en aquel
entonces su viabilidad por considerarlo incosteable.
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