jueves, 12 de febrero de 2015

En Busca de Ropa Interior Para Féminas. *

En Busca de Ropa Interior Para Féminas. *

Susana T. Más Iglesias, La Habana 25 de enero de 2015.







En recorrido por algunas tiendas de la ciudad que venden en cualquiera de las monedas circulantes, se pudo comprobar que en todas el nivel de surtido es insuficiente y los precios se mantienen altos, sobre todo en productos que estuvieron ausentes del mercado y han reaparecido con un precio mayor al anterior.
Esto de alguna manera afecta a las féminas, ya que incide en que confrontan dificultades para adquirir prendas de vestir como la ropa interior  algo esencial cuyo uso es diario.
Debido a las disposiciones aduanales que restringieron las importaciones de confecciones textiles incluyendo ese tipo de ajuar, sobre todo las mujeres se vieron impedidas de conseguir en el mercado privado estas prenda a precios módicos, donde se podía elegir  dentro de una  amplia variedad de modelos, colores y tallas, lo cual no se podía lograr en los establecimientos estatales.
El aparato productivo de la isla está deteriorado y no existen fábricas o talleres que garanticen una producción moderna, variada y con calidad destinada a la confección de la indumentaria para mujeres. Las que tienen cierto desenvolvimiento económico (las menos), deben acudir a los establecimientos llamados boutiques, mientras que las de menores ingresos se dedican a la caza de escurridizos vendedores ambulantes para obtener algo tan sencillo pero importante.
No siempre se encuentran en comercios  los modelos o medidas que la persona desea, necesita o usa de acuerdo a su edad.
Como ejemplo se puede llegar al estudio de la compra de un ajustador, prenda de uso esencial en casi la totalidad de las mujeres: este artículo en las tiendas tiene un valor mínimo de $3.50 (CUC) y no es precisamente el más aceptable por su calidad, pero al efectuar la conversión en moneda nacional, equivale a $87.00 MN, que representa más de la tercera parte de un salario básico medio, pues, hay mujeres que sus plazas de trabajo, o pensionados no sobrepasan como mensualidad los $250.00 MN. Aunque también esa pieza interior puede encontrarlos a la venta un poco más baratos, porque tienen algún defecto o por ser una talla que está catalogada dentro del lento o nulo movimiento.

Esto conlleva a que para adquirir un ajustador o blúmer de calidad, se deba disponer como mínimo de $20.00 CUC, (que serían unos $500 pesos en moneda nacional), algo absurdo, cuando existen otras prioridades que garantizar en el hogar, sobre todo si el núcleo familiar está compuesto por varios miembros incluyendo niños o ancianos. De esta forma es inevitable que la compra de las mencionadas prendas no se pueda realizar con frecuencia y mucho menos en cantidades normales.

Solo aquellas personas que poseen la suerte de tener FE  (familiares en el exterior), y reciban remesas frecuentes en el año, o que disponen de algún negocio que les acrecienten los ingresos monetarios, pueden darse el privilegio de salir de compras y obtener tres o cuatro piezas de esos artículos.

Sólo en el interés de lograr este conjunto tan necesario, puede gastarse el doble o más de lo que se obtiene monetariamente al mes, que puede corresponder igualmente al gasto de alimentos a consumir por varios días. Mientras, las producciones de las pocas fábricas que quedan en el país, pasan a ser artículos tan anticuados que son usados solo por las personas muy mayores o pobres, ya que por su confección con telas sencillas y casi transparentes están pasados de moda.
En realidad el Estado no debería ocuparse en absoluto de la fabricación de blúmer y ajustadores. Tanto su importación como su confección, de no existir las suficientes fábricas que se dediquen a ello, ésta actividad  debe quedar en manos de los cuentapropistas.
El sector femenino desea y tiene derecho a usar dentro de sus posibilidades los atuendos íntimos que embellecen y realzan su autoestima. El no lograrlo pasa a ser también parte de una leve violencia ejercida contra la mujer, aplicando limitación de adquisiciones que conforman su vestimenta. 

En el país sobran locales y terrenos en todos y cada uno de los municipios que conforman la isla, donde bien se puede invertir en la creación de proyectos industriales para dar solución a varias líneas de producción de confecciones destinadas a remediar las demandas y ofertas que requiere la población femenina, al igual que la masculina a la que no debemos discriminar, porque transitan por la misma situación.








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