jueves, 21 de junio de 2012

Por Qué se Distorsiona el Lenguaje?

Por Qué se Distorsiona el Lenguaje?


Susana T. Más Iglesias. La Habana, junio de 2012.

Se conoce al cubano a nivel universal como cariñoso, simpático, caballeroso, sensual y hasta valiente; pero nunca como grosero y mal educado, aunque claro está, existen  algunas  excepciones.
Es de muy mal gusto ver por los medios televisivos la acentuación de rasgos de mala educación por parte de deportistas cubanos en los terrenos deportivos.
Nuestros deportistas son personas con una preparación integral, tanto en la ética educacional como en su preparación física, de ello no hay dudas.
Pero últimamente algunos han adquirido la mala costumbre de gritar obscenidades repetidas veces, acompañadas de gestos groseros, a sabiendas de que son vistos por una cantidad innumerable de aficionados. No tienen el suficiente tacto como para cumplir las reglas educativas y de respeto  aprendidas, y ante el público que asiste a un encuentro (donde están incluidos niños) no se miden para hacer mímicas desagradables o formular palabrotas que nada tienen que ver, si se analizan, con lo que acontece.
Lo que se demuestra en un juego o competencia es habilidad, inteligencia, fuerza o destreza.
En las malas palabras o gestos ásperos que atentan contra el respeto al público asistente, no está la justificación de un triunfo. Una competencia deportiva está muy lejos de ser un evento para medir la hombría o femeneidad del participante. Aunque hay quien de momento olvida que es solamente un encuentro deportivo, no una batalla violenta para eliminar al adversario.
Es admisible que en medio de una situación ventajosa o no, se vaya una mala palabra entre ellos, pero es inaceptable vociferarla y repetirla acompañada de gesticulaciones para que sea bien captada por los presentes y la teleaudiencia que es bastante amplia, incluso fuera del país, pues aunque nosotros, los que vivimos aquí no tenemos el privilegio de ver los juegos que se celebran en el resto del mundo, sí tiene la libertad el mundo entero de ver los nuestros que son transmitidos por los canales de la televisión cubana. Existen personas que tienen desconocimiento de un deporte determinado, pero son capaces de seguirlo por embullo familiar o por curiosidad, pero al notar la conducta  malcriada  e incorrecta, llegan a perder el interés en la actividad.
En Cuba los comisionados de todos los deportes, deben velar  porque  estos deslices no sean consentidos, pues entonces de nada sirve la campaña al rescate de los buenos hábitos que se trasmite  por  radio y televisión, a través de spots  y programas educacionales.
No es lo mismo gritar a voz de cuello “¡soy un campeón!”, “¡soy lo máximo!”, “¡soy el rey!” A blasfemar sin escrúpulos dándole honores a la palabra que especifica el miembro varonil como si estuviera promoviendo un anuncio personal
Es preferible perder un juego, que dejar a un lado la educación, y consideración o respeto de los partidarios del mismo. No dejemos nunca atrás los buenos hábitos que nos enseñaron en la casa y centros educacionales, porque  así es como se comienza a perder el amor y la ternura  hacia los demás.


A jugar al Tin Marín

A Jugar al Tin Marín
Susana T. Más Iglesias, La Habana, junio de 2012.

Es desesperante pretender salir de compras para obtener lo más necesario en el hogar como alimentos o productos para mantener la higiene  dentro de él.
Sigue el desabastecimiento en cuanto a la variedad de cárnicos en la red comercial de las tiendas recaudadoras de divisa, se destacan como reyes con su presencia los paquetes con muslos de pollo, siendo la opción casi única, y le sigue el picadillo: hasta ahí. Por casualidad puede que si la suerte le acompaña llegue a acertar  en algún lugar con los perritos, hamburguesas o tal vez con el hígado de pollo, pero no albergue otras esperanzas como hecho, porque incluso en los mercados con ventas en MN solo existe el cerdo si acaso llega a tiempo, y tiene el dinero para obtener no más de 2 ó 3 libritas. La gran variedad de sus subproductos ha desaparecido también, como el jamón, la jamonada, los recortes, chuletas, chorizos u otros. Por lo que tiene que caminar temprano, rápido y furioso para lograr empatarse con algo.
Por otra parte las frazadas de pisos, elemento primordial en las casas han alcanzado un precio de $40.oo, pero no las hay en la red. Puede que la dicha le acompañe y encuentre a algún revendedor que las tenga, pero al precio de $50.oo, es por eso que la mayoría de las amas de casa han atacado y hurgando sus escaparates, en la búsqueda de toallas viejas o sobrecamas de chenilla ya deterioradas por el uso, o camisetas un poquito viejitas para convertirlas en las agentes de la limpieza hogareña.
Del papel higiénico, ni hablar: hay pero no para todos, desde el momento en punto en que si no compra el paquete entero, ni sueñes con obtenerlo. Esto es casi una burla, por no decir un chantaje. Todas las personas no pueden  o no necesitan comprar 4 rollos de un tirón, y contando los kilitos, tratan de reunir para la compra de uno, por si viene una visita, o tiene algún familiar hospitalizado, al menos contribuir con eso.
El jabón de baño con los precios más bajos se desaparece por días y días, y cuando hace su debut es con el costo elevadísimo como el “Palmolive” u otros que sobrepasan un CUC la adquisición de cada uno.
Entonces si sabe sacar cuentas, con la compra de un jabón, el paquete más barato de papel higiénico y la frazada de piso, ya sobrepasó la cifra de $111.00 MN, obviando el  aromatizante, desinfectante y  salfumán, líquidos que contribuyen a dar la limpieza a baños y patios hogareños. Teniendo en cuenta que  no todas las personas pueden darse el lujo de efectuar esos gastos, porque en realidad o sus salarios son demasiados bajos, y tienen que dejar algo para los comestibles (carne, viandas, sazones), además del pago de electricidad, agua, gas, y con suerte que no coincida con el cobro insistente del CDR, FMC, o Junta Administrativa en edificios multifamiliares; o son unos infelices jubilados con los más bajos recursos.
Nada que por excelencia los mejores jugadores de dominó y ajedrez deberían ser los cubanos, porque siempre tienen que efectuar la jugada perfecta para subsistir dentro de un país donde vale más la moneda dura que la nacional y los principales productos van con la más fuerte.