¿Cómo me las Arreglo?
Susana
T. Más Iglesias, La Habana 7 de septiembre de 2012.
Por los medios de
difusión se trata con persistencia el tema de la protección al consumidor y la
eficacia en la atención a los mismos, pero resulta que la herejía se mantiene y
sobran los ejemplos para demostrar que no existe organización, ni mucho menos
la exigencia de la cual se presume.
El día 5 del presente
en horas del mediodía una señora que se encontraba de compras en la Rampa, se
dispuso a recorrer los comercios cercanos de la localidad y llegar hasta el
hotel Victoria, para ver qué podía
comprar en su bazar, el cual se distingue por tener productos de buenas marcas
y artículos no fáciles de encontrar en otros comercios; se decide a comprar una
crema para la piel y manos, que por su formato y precio le era apropiado de
acuerdo a su economía.
La dependiente le
explicó con detalles las propiedades de la misma e hizo galas de su gestión de
venta indicándole que existía variedad de aromas, pero al final, realizada la
venta, tuvo que entregar el producto junto con el vale de compra directo en las
manos de la cliente, con la excusa de que lo sentía mucho, pero que no tenía jabas
para el pomo de crema.
Es increíble que en la
tienda de un hotel destinado al turismo
internacional en el centro del Vedado, no garanticen el envase
para lo que venden. En ocasiones las
personas tienen necesidad de trasladarse
a lugares lejanos de sus casas para hacer las compras, o sin tenerlo
planificado se les presenta la ocasión de hacerlo, entonces ¿cómo garantizar el
traslado de productos sin las necesarias bolsas?
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