Apatía Peligrosa.

Susana T. Mas Iglesias, La Habana 30 de agosto de 2013.

A pesar que los propietarios de vehículos automotores, tienen que pagar los impuestos  establecidos para la circulación del transporte terrestre, del cual se obtendrían beneficios tales como las señalizaciones y la reparación de las vías, los usuarios se encuentran con el hecho de no saber cuál es el destino real de  ese dinero.

El ejemplo es vívido cuando se observa el estado de deterioro en que están las calles de la ciudad, incluso las más transitadas como las calzadas de Infanta, Cerro o 10 de Octubre. Para conducir en la última mencionada,  hay que tener la habilidad y destreza de un ninja o samurái, porque no es fácil conducir en una avenida estrecha y de repente tenga que ceder el paso o acelerar y dar el corte para no caer en el enorme hueco que adorna esta calle casi frente al cine Florida; lo que podría originar un lamentable accidente.

Solo de ver las imágenes que acompañan este trabajo periodístico, se confirma el descuido del Ministerio de Transporte en la reparación de las vías. A la vez que los choferes sufren del hostigamiento constante por parte de las autoridades del tránsito y sobre todo de los inspectores que no toman en cuenta esta deficiencia, causante principal del incumplimiento de algunos decretos y sobre todo de la ocurrencia de graves accidentes.

Muy justo sería que conforme se le exige a todos los choferes del país la puntualidad en el  pago de sus impuestos y licencias, más someterse a los controles e inspecciones que avalan el estado técnico del vehículo, también se les proporcione  la seguridad  de transitar por calles carentes de baches y montones de asfalto derretido por la mala calidad de los arreglos.

El gobierno tiene en sus manos la autoridad  suficiente para exigir que se ejecute el arreglo de las calles y aceras de la ciudad, de todas, no solo por las que transitan dirigentes y personalidades visitantes.

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