En Busca de Ropa
Interior Para Féminas. *
Susana
T. Más Iglesias, La Habana 25 de enero de 2015.
En recorrido por algunas
tiendas de la ciudad que venden en cualquiera de las monedas circulantes, se
pudo comprobar que en todas el nivel de surtido es insuficiente y los precios
se mantienen altos, sobre todo en productos que estuvieron ausentes del mercado
y han reaparecido con un precio mayor al anterior.
Esto de alguna manera afecta
a las féminas, ya que incide en que confrontan dificultades para adquirir
prendas de vestir como la ropa interior
algo esencial cuyo uso es diario.
Debido a las disposiciones
aduanales que restringieron las importaciones de confecciones textiles
incluyendo ese tipo de ajuar, sobre todo las mujeres se vieron impedidas de
conseguir en el mercado privado estas prenda a precios módicos, donde se podía
elegir dentro de una amplia variedad de modelos, colores y tallas,
lo cual no se podía lograr en los establecimientos estatales.
El aparato productivo de la
isla está deteriorado y no existen fábricas o talleres que garanticen una
producción moderna, variada y con calidad destinada a la confección de la
indumentaria para mujeres. Las que tienen cierto desenvolvimiento económico
(las menos), deben acudir a los establecimientos llamados boutiques, mientras
que las de menores ingresos se dedican a la caza de escurridizos vendedores
ambulantes para obtener algo tan sencillo pero importante.
No siempre se encuentran en
comercios los modelos o medidas que la
persona desea, necesita o usa de acuerdo a su edad.
Como ejemplo se puede llegar al estudio de la
compra de un ajustador, prenda de uso esencial en casi la totalidad de las
mujeres: este artículo en las tiendas tiene un valor mínimo de $3.50 (CUC) y no
es precisamente el más aceptable por su calidad, pero al efectuar la conversión
en moneda nacional, equivale a $87.00 MN, que representa más de la tercera
parte de un salario básico medio, pues, hay mujeres que sus plazas de trabajo,
o pensionados no sobrepasan como mensualidad los $250.00 MN. Aunque también esa
pieza interior puede encontrarlos a la venta un poco más baratos, porque tienen
algún defecto o por ser una talla que está catalogada dentro del lento o nulo
movimiento.
Esto conlleva a que para adquirir un
ajustador o blúmer de calidad, se deba disponer como mínimo de $20.00 CUC, (que
serían unos $500 pesos en moneda nacional), algo absurdo, cuando existen otras
prioridades que garantizar en el hogar, sobre todo si el núcleo familiar está
compuesto por varios miembros incluyendo niños o ancianos. De esta forma es
inevitable que la compra de las mencionadas prendas no se pueda realizar con
frecuencia y mucho menos en cantidades normales.
Solo aquellas personas que poseen la suerte
de tener FE (familiares en el exterior),
y reciban remesas frecuentes en el año, o que disponen de algún negocio que les
acrecienten los ingresos monetarios, pueden darse el privilegio de salir de
compras y obtener tres o cuatro piezas de esos artículos.
Sólo en el interés de lograr
este conjunto tan necesario, puede gastarse el doble o más de lo que se obtiene
monetariamente al mes, que puede corresponder igualmente al gasto de alimentos
a consumir por varios días. Mientras, las producciones de las pocas fábricas
que quedan en el país, pasan a ser artículos tan anticuados que son usados solo
por las personas muy mayores o pobres, ya que por su confección con telas
sencillas y casi transparentes están pasados de moda.
En realidad el Estado no
debería ocuparse en absoluto de la fabricación de blúmer y ajustadores. Tanto
su importación como su confección, de no existir las suficientes fábricas que
se dediquen a ello, ésta actividad debe
quedar en manos de los cuentapropistas.
El sector femenino desea y tiene derecho a
usar dentro de sus posibilidades los atuendos íntimos que embellecen y realzan
su autoestima. El no lograrlo pasa a ser también parte de una leve violencia
ejercida contra la mujer, aplicando limitación de adquisiciones que conforman
su vestimenta.
En el país sobran locales y terrenos en todos
y cada uno de los municipios que conforman la isla, donde bien se puede
invertir en la creación de proyectos industriales para dar solución a varias
líneas de producción de confecciones destinadas a remediar las demandas y
ofertas que requiere la población femenina, al igual que la masculina a la que
no debemos discriminar, porque transitan por la misma situación.
P/D IPL
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