jueves, 2 de julio de 2015

Mis Experiencias por Perú- Capítulo 7- Más visitas y más impactos

Mis Experiencias por Perú-
Capítulo 7- Más visitas y más impactos

Según avanzaban las horas y días de estancia en el país, mi apetencia de curiosidad por seguir conociendo nuevos lugares se dilataba; eran cosas de la comunidad, lugares y situaciones nuevas las que estaba viviendo y en las que deseaba penetrar para ampliar mis conocimientos en cuanto a cómo puede vivir y desarrollarse en una nación donde la opinión del pueblo, sin asesores obstaculizantes y con libertad de expresión, cuenta.
Casualmente hube de pasar por uno de los mercados más famoso de Miraflores llamado “Vivanda”, que está ubicado a la esquina de una de las avenidas más transitadas de la municipalidad y al cual acuden constantemente gran cantidad de personas. Por lo que no lo pensé mucho y me decidí a entrar.





Al pararme en la puerta, mi impresión, sin haber ingresado aún, causó un efecto fuerte e  impactante, tanto,  que sentí cómo mi tensión arterial cambiaba, comenzando a ascender solo de ver a pocos metros de distancia la variedad de productos, su presentación, rotulaje y cantidades en distintos formatos, para ser vendidas según  las posibilidades y deseos del consumidor, eso sin haber visto aún los precios, que eran baratos, por lo que cualquiera bien puede mitigar la necesidad  de comprar lo deseado con el respaldo de su salario.
En cuanto a la higiene del establecimiento ni hablar… el piso reluciente sin anomalías de deterioro, brillaba sin mostrar vestigios de suciedad, restos de papeles u otros desperdicios, algo no acostumbrado para mí que soy bastante observadora de esos detalles. Su personal supervisor y trabajadores son muy competentes y solícitos a sugerir o ayudar a cualquiera que asista al lugar.
Según avancé en pasos dentro del local, la emoción de reencontrarme con productos que hacía más de 50 años no veía, me sensibilizó hasta tal punto, que el agrado hizo que mi garganta se apretara y seguidamente se aguaran mis ojos…!cuántas cosas pasaron por mi mente a velocidad vertiginosa!, el recuerdo de mi infancia cuando acompañaba a mi madre a hacer mandados, el complacer de mis preferencias comestibles, sobre todo en frutas, el deseo de que en aquel momento mis hijas y nietos pudieran estar a mi lado para que comprobaran que cuanto les había narrado de mi niñez era cierto, la nostalgia de no poder compartir esa experiencia en comentarios con mis padres porque ya están fallecidos…era demasiada impresión para mí, por lo que sin proponérmelo la conmoción causó que mis lágrimas comenzaran a brotar simultáneamente sin poderlas contener y tuve que extraer rápido de mi cartera un pañuelo para secarlas, mientras mis ojos se agrandaban aún más para seguir mirando hacia todos lados sin poder contener aquel torrente incontenible.
Las vidrieras mostraban algunos platos de comida ligera que se podían adquirir por un precio de acuerdo al peso de lo solicitado, es decir, se paga por lo que en realidad por la cantidad que Ud. desea comerse en un almuerzo o merienda de paso por el lugar.





















Pero esta sensación de placidez la pude disfrutar también en otros mercados a los que visité, se notaba la estructura de los lugares donde se podían apreciar que la logística de almacenaje funciona con perfección de detalles, organización y diseños que atraen al consumidor.





















(Continuará el capítulo)

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