jueves, 13 de junio de 2013

¿Quién se preocupa?





¿Quién se preocupa?


Susana T. Más Iglesias, La Habana 7 de junio de 2013-06-07

Los edificios llamados veinte plantas de la esquina de Tejas ubicados en Calzada del Cerro e Infanta, cada día que transcurre se deterioran más y más. El descuido y la indolencia  por la falta de reparaciones sencillas, que al no ser ejecutadas en tiempo, se acumulan y acrecientan, sin que la entidad responsable se proponga darle solución.
Estos edificios con más de veinte años de construidos, y que son parte del proyecto a ejecutar por las microbrigadas, solucionaron una situación habitacional y se beneficiaron 246 familias.
Gracias a la colaboración del encargado y vecinos se ha logrado  remendar por aquí y por allá algunos detalles que ayudan a mantener la edificación; ellos se ocupan de mantener la permanencia del alumbrado del lobby de entrada con el suministro de  bombillos, el mantenimiento del césped, limpieza del área común del parque, y cuidado de los elevadores, otros han asumido la responsabilidad de iluminación de pasillos interiores y también que se conserven limpios,  así como que la puerta de entrada posea las condiciones mínimas para su resguardo. Sin embargo con las escaleras de la entrada principal nada se ha podido hacer, ahí están arruinadas.
A pesar de todo ello, jamás alguna entidad como la Dirección Municipal de Viviendas,   la Empresa de Edificios Altos, o la de Edificios Múltiples, según a quien corresponda, se ha preocupado por como se dice en buen cubano, “pasarle la mano” a estos  edificios como han mostrado  con otros del mismo formato situados en Infanta y Manglar y el ubicado en Boyeros y Conill.
Los edificios de Tejas, enmarcados en una de las esquinas más famosas y antiguas de la isla, (allí estaba el cine Valentino, y una valla para peleas de gallos) y que a la vez pertenece al municipio Cerro, quien se dice desde antaño que “tiene la llave”, nunca han sido reparados ni pintados sus exteriores, labor que ya se va de las manos de los vecinos, que aunque tienen la voluntad de ayudar, no cuentan con los medios ni herramientas necesarias para tal encomienda.
A  lo largo de estos años, muchas ventanas de cristal se han roto con el paso de ciclones,  y las que no, ya han perdido el engranaje del abrir y cerrar, pero aún así no existe  lugar dónde encontrar el mencionado vidrio con esas dimensiones  y otros aditamentos para sustituir los quebrados; las de aluminio que pertenecen a los cuartos, han sido estropeadas por el sol, el salitre  y el viento.
Pero lo más preocupante de la situación y el deterioro total e incesante de ambos edificios, es que los parapetos y pedazos de las paredes exteriores se caen poco a poco, lo que pone en peligro la vida de toda persona que entre o salga, tanto al edificio, como a la oficina de pago de la empresa eléctrica que allí se encuentra. Alguien olvidó la importancia de esta esquina donde confluyen avenidas muy transitadas como son las Calzadas del Cerro, Monte, 10 de Octubre, e Infanta.
¿Qué habrá que hacer para lograr que la entidad responsable asuma su encomienda, como sucedió con el edificio de 20 de Mayo y Amenidad, que ostenta el logotipo del equipo de Industriales, el de Conill y Boyeros, que lo han pintado en dos ocasiones por estar cerca de la Plaza de la Revolución además de ser vía expedita para dirigentes y visitantes que vienen o se dirigen al aeropuerto de Rancho Boyeros, o el de Infanta y Manglar, perteneciente al Consejo de Estado, donde viven altas personalidades del deporte,  cultura y gobierno, los que se mantienen relucientes a pesar de las restricciones del aludido bloqueo?
Entonces la pregunta que todos se hacen es: ¿Cuál es la diferencia, o existe algún tipo de discriminación de acuerdo a las personas que habitan unos y otros edificios?





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