¿Quién se preocupa?
Susana T. Más Iglesias, La Habana 7 de junio de
2013-06-07
Los edificios llamados veinte
plantas de la esquina de Tejas ubicados en Calzada del Cerro e Infanta, cada
día que transcurre se deterioran más y más. El descuido y la indolencia por la falta de reparaciones sencillas, que al
no ser ejecutadas en tiempo, se acumulan y acrecientan, sin que la entidad responsable
se proponga darle solución.
Estos edificios con más
de veinte años de construidos, y que son parte del proyecto a ejecutar por las
microbrigadas, solucionaron una situación habitacional y se beneficiaron 246
familias.
Gracias a la
colaboración del encargado y vecinos se ha logrado remendar por aquí y por allá algunos detalles
que ayudan a mantener la edificación; ellos se ocupan de mantener la
permanencia del alumbrado del lobby de entrada con el suministro de bombillos, el mantenimiento del césped,
limpieza del área común del parque, y cuidado de los elevadores, otros han asumido
la responsabilidad de iluminación de pasillos interiores y también que se conserven
limpios, así como que la puerta de
entrada posea las condiciones mínimas para su resguardo. Sin embargo con las
escaleras de la entrada principal nada se ha podido hacer, ahí están arruinadas.
A pesar de todo ello,
jamás alguna entidad como la Dirección Municipal de Viviendas, la Empresa de Edificios Altos, o la de
Edificios Múltiples, según a quien corresponda, se ha preocupado por como se
dice en buen cubano, “pasarle la mano” a estos edificios como han mostrado con otros del mismo formato situados en
Infanta y Manglar y el ubicado en Boyeros y Conill.
Los edificios de Tejas,
enmarcados en una de las esquinas más famosas y antiguas de la isla, (allí
estaba el cine Valentino, y una valla para peleas de gallos) y que a la vez
pertenece al municipio Cerro, quien se dice desde antaño que “tiene la llave”,
nunca han sido reparados ni pintados sus exteriores, labor que ya se va de las
manos de los vecinos, que aunque tienen la voluntad de ayudar, no cuentan con los
medios ni herramientas necesarias para tal encomienda.
A lo largo de estos años, muchas ventanas de
cristal se han roto con el paso de ciclones, y las que no, ya han perdido el engranaje del
abrir y cerrar, pero aún así no existe lugar
dónde encontrar el mencionado vidrio con esas dimensiones y otros aditamentos para sustituir los
quebrados; las de aluminio que pertenecen a los cuartos, han sido estropeadas por
el sol, el salitre y el viento.
Pero lo más preocupante
de la situación y el deterioro total e incesante de ambos edificios, es que los
parapetos y pedazos de las paredes exteriores se caen poco a poco, lo que pone
en peligro la vida de toda persona que entre o salga, tanto al edificio, como a
la oficina de pago de la empresa eléctrica que allí se encuentra. Alguien olvidó
la importancia de esta esquina donde confluyen avenidas muy transitadas como
son las Calzadas del Cerro, Monte, 10 de Octubre, e Infanta.
¿Qué habrá que hacer
para lograr que la entidad responsable asuma su encomienda, como sucedió con el
edificio de 20 de Mayo y Amenidad, que ostenta el logotipo del equipo de
Industriales, el de Conill y Boyeros, que lo han pintado en dos ocasiones por
estar cerca de la Plaza de la Revolución además de ser vía expedita para
dirigentes y visitantes que vienen o se dirigen al aeropuerto de Rancho Boyeros,
o el de Infanta y Manglar, perteneciente al Consejo de Estado, donde viven
altas personalidades del deporte, cultura y gobierno, los que se mantienen
relucientes a pesar de las restricciones del aludido bloqueo?
Entonces la pregunta
que todos se hacen es: ¿Cuál es la diferencia, o existe algún tipo de
discriminación de acuerdo a las personas que habitan unos y otros edificios?
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