jueves, 13 de junio de 2013




Reaparece, pero más caro.


Susana T. Más Iglesias, La Habana 1ro. de  junio de 2013.

El detergente para fregar vajillas en formato de crema, después de dos meses de su ausencia total en las tiendas, hace su reaparición, pero a un precio más alto, aunque sean unos centavos, pero que al sumar unos centavos por aquí y otros por allá, afectan de manera considerable los fondos del cliente necesitado, que de hecho son todos los ciudadanos.
Para las amas de casa se convierte en una situación trágica el tener que acudir a comprar productos que están en el primer orden de las necesidades a cubrir dentro del hogar, como lo es éste, el cual es primordial para mantener la higiene y limpieza de los utensilios que se manipulan en la confección e ingestión de alimentos. Este detergente,  de mayor tamaño y gramaje, salió al mercado con un precio de $2.00 CUC, y ahora retorna con treinta centavos de más,  y así sucede con los otros de menor volumen, lo que rompe con la planificación que ya se tiene en cuánto a qué se puede comprar cada mes, con lo poco que se obtiene como salario o pago por concepto de jubilación que jamás compatibiliza en la conversión  de la moneda dura.
Esta situación no es un acontecimiento que sorprenda a las personas, pues ya se sabe que existe la costumbre de que cuando desaparece un producto, alimento u otro artículo de las tiendas, sobre todo en las recaudadoras de divisa, cuando vuelven, es con un precio más caro, sin explicación ni previo aviso a la población. Cada día que pasa, la subida de precios se hace más evidente.
De manera muy especial este artículo no se usa por lujo, sino por necesidad de mantener la higiene adecuada, más cuando en el país en los últimos dos años  han reaparecido serias enfermedades y algunas de contaminación, sobre todo cuando no se friegan  ni lavan bien los cubiertos. Estas pandemias se reactivan con el comienzo  del verano, como la conjuntivitis y otras, pero siempre relacionadas con la higiene de vasijas que se manejan para la elaboración de alimentos.
El gobierno y las entidades que están responsabilizadas con la imposición de precios y la venta de estos productos,  no son firmas dirigidas desde el extranjero, por lo que conocen a la perfección  de  las carencias y pocos ingresos monetarios de la población, en vez de reunirse horas y horas para al final llegar al descubrimiento del agua tibia, deberían analizar los precios de artículos necesarios y de constante adquisición de los ciudadanos, ya que la mayoría no están contemplados en los que reciben remesas del exterior, ni altos salarios por su labor o jubilación.
Poner atención en que el alza de los precios atenta  contra  la higiene de una ciudad que por demás es la madre de los escombros, de los vertederos de basura en las esquinas, de los criaderos de ratas y vectores  en los  huecos, fosas y alcantarillas que no se arreglan.
Hay que declararle la guerra a la suciedad en que se encuentran sumergidas las calles, cerca de establecimientos que ironizan las inspecciones, no a los bolsillos de la gente que ayuda con su esfuerzo y trabajo sea cual sea.





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