Reaparece, pero más caro.
Susana T. Más Iglesias, La Habana 1ro.
de junio de 2013.
El
detergente para fregar vajillas en formato de crema, después de dos meses de su
ausencia total en las tiendas, hace su reaparición, pero a un precio más alto,
aunque sean unos centavos, pero que al sumar unos centavos por aquí y otros por
allá, afectan de manera considerable los fondos del cliente necesitado, que de
hecho son todos los ciudadanos.
Para
las amas de casa se convierte en una situación trágica el tener que acudir a
comprar productos que están en el primer orden de las necesidades a cubrir dentro
del hogar, como lo es éste, el cual es primordial para mantener la higiene y
limpieza de los utensilios que se manipulan en la confección e ingestión de alimentos.
Este detergente, de mayor tamaño y
gramaje, salió al mercado con un precio de $2.00 CUC, y ahora retorna con
treinta centavos de más, y así sucede
con los otros de menor volumen, lo que rompe con la planificación que ya se
tiene en cuánto a qué se puede comprar cada mes, con lo poco que se obtiene
como salario o pago por concepto de jubilación que jamás compatibiliza en la
conversión de la moneda dura.
Esta
situación no es un acontecimiento que sorprenda a las personas, pues ya se sabe
que existe la costumbre de que cuando desaparece un producto, alimento u otro
artículo de las tiendas, sobre todo en las recaudadoras de divisa, cuando
vuelven, es con un precio más caro, sin explicación ni previo aviso a la
población. Cada día que pasa, la subida de precios se hace más evidente.
De
manera muy especial este artículo no se usa por lujo, sino por necesidad de
mantener la higiene adecuada, más cuando en el país en los últimos dos
años han reaparecido serias enfermedades
y algunas de contaminación, sobre todo cuando no se friegan ni lavan bien los cubiertos. Estas pandemias
se reactivan con el comienzo del verano,
como la conjuntivitis y otras, pero siempre relacionadas con la higiene de
vasijas que se manejan para la elaboración de alimentos.
El
gobierno y las entidades que están responsabilizadas con la imposición de
precios y la venta de estos productos,
no son firmas dirigidas desde el extranjero, por lo que conocen a la
perfección de las carencias y pocos ingresos monetarios de
la población, en vez de reunirse horas y horas para al final llegar al
descubrimiento del agua tibia, deberían analizar los precios de artículos
necesarios y de constante adquisición de los ciudadanos, ya que la mayoría no
están contemplados en los que reciben remesas del exterior, ni altos salarios
por su labor o jubilación.
Poner
atención en que el alza de los precios atenta contra la higiene de una ciudad que por demás es la
madre de los escombros, de los vertederos de basura en las esquinas, de los
criaderos de ratas y vectores en los huecos, fosas y alcantarillas que no se
arreglan.
Hay
que declararle la guerra a la suciedad en que se encuentran sumergidas las
calles, cerca de establecimientos que ironizan las inspecciones, no a los
bolsillos de la gente que ayuda con su esfuerzo y trabajo sea cual sea.
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