jueves, 30 de enero de 2014

Te llevo a donde me conviene

Te llevo a donde me conviene
Susana T. Más Iglesias, El Vedado.
Muchos extranjeros que visitan Cuba se preocupan en saber cómo funciona el sistema educativo y la atención a niños en edad escolar, mientras que otros muestran su interés por las instalaciones culturales, deportivas o de atención a la salud. Como se sabe, a estas personas que se interesan en saber cómo es en realidad la vida del cubano y la atención que reciben por distintos conceptos, les programan los lugares que visitarán mucho antes de arribar al país.
Siempre son las mismas plazas: la Escuela Vocacional Lenin, la Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), el Palacio de las Convenciones, la Escuela Militar “Camilo Cienfuegos”, centros turísticos de la capital y nunca falta el recorrido por la playa de Varadero. En fin, ven lo que no tiene sentido que conozcan.
A los visitantes no solo se les debe enseñar la cara bella del país, sino también la cara oculta, donde se refugian los que no han tenido las puertas abiertas para desarrollarse y se han tenido que conformar con malvivir, sin resolver sus necesidades más perentorias.
A nadie se le ocurre trasladar a los que arriban a Cuba hacia zonas donde es difícil encontrar una sonrisa infantil, o el regocijo de haber llegado a la ancianidad.
A los visitantes nunca los llevan a ver a los pobres y los marginados.
Cuando se dice marginal, casi siempre se transforma el significado real de la palabra y se piensa en el ciudadano de mala formación y conducta antisocial. No es así necesariamente.
La vida de las personas que habitan los barrios marginales no se hace fácil de transitar, pero nunca se hace una pausa para pensar por qué estas personas llegan a la marginalidad. En ello juegan factores como la poca atención por parte del estado, situaciones económicas, la discriminación social y racial y los problemas de vivienda.
Nunca se ha visto en reportajes de TV que se revele cómo es la vida de estas personas, que forman una buena parte de la población cubana. Y es una pena que no se conozca en las condiciones que viven y se desarrollan, pues hay que tener en cuenta que de ahí también surgen las generaciones que en el futuro integrarán la sociedad cubana.
Es necesario que turistas y visitantes sepan de buena tinta cómo se vive en todos estos sectores poblacionales.
Que de cuando en vez conozcan rostros infantiles donde resalta la desilusión, la amargura y la tristeza. Tal vez, luego de verlos, ellos puedan crear y desplegar proyectos que ayuden a que esas vidas tomen un matiz más placentero.

 P/D publicado en Primavera Digital

No hay comentarios:

Publicar un comentario