Triste Destino.
Susana T. Más
Iglesias, La Habana 23 de mayo de 2014.
Las imágenes
hablan por sí solas, este es el producto del desinterés e indiferencia de los dirigentes
del país y los altos funcionarios que integran el sistema de salud en Cuba, hacia
las instalaciones hospitalarias donde acuden los más pobres de la población de
la ciudad.
Estos son los restos, o más bien las ruinas de
lo que fuera el Hospital Materno Infantil
¨Lebredo¨,
edificado para el beneficio de las pacientes gestantes y parturientas
pertenecientes al municipio capitalino de Arroyo Naranjo y otros cercanos.
La
ineficiencia de supervisión y a la vez la falta de mantenimiento lograron que
el esfuerzo de decenas de constructores que allí dejaron entre los cimientos su
esfuerzo y sudor se convirtieran en un desastre de la medicina cubana.
De
nada vale que el Sr. Roberto Morales Ojeda, ministro de Salud Pública de la
nación, no haga referencia de ello en su participación en las sesiones de la 67
Asamblea Mundial de la Salud que se
celebra en Ginebra.
Allí
no se hablará de los errores e ineficiencias del sistema y sus instalaciones,
claro que no, pero sí se pronunció en contra del despilfarro en algunos países
en lo que no aparece Cuba y de la famosa frase para endulzar a la audiencia que
desconoce la verdad del país de ¨muera el hambre y no el hombre. Claro que
desconoce que allí murió un hombre en la
tarea de rescatar escombros para reparar su vivienda.
No
obstante sería muy apropiado que al regresar de su viaje, y poner la cabeza en
su almohada, alguna vez piense en que éste hospital merece que se le asigne un presupuesto para su
restauración y bienestar de la población, porque al parecer, con el trascurso
de los años, aquella zona ha quedado olvidada.
Basta con solo dar un recorrido por esa área para
ver que el Hospital ¨Julio Trigo¨ sigue los mismos pasos desdichados que ese Materno.
Nota: enviado a la Primavera para su publicación
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