jueves, 29 de mayo de 2014

Triste Destino.



Triste Destino.


Susana T. Más Iglesias, La Habana 23 de mayo de 2014.



Las imágenes hablan por sí solas, este es el producto del  desinterés e indiferencia de los dirigentes del país y los altos funcionarios que integran el sistema de salud en Cuba, hacia las instalaciones hospitalarias donde acuden los más pobres de la población de la ciudad.
 Estos son los restos, o más bien las ruinas de lo que fuera el Hospital Materno Infantil  
¨Lebredo¨, edificado para el beneficio de las pacientes gestantes y parturientas pertenecientes al municipio capitalino de  Arroyo Naranjo y otros cercanos.

La ineficiencia de supervisión y a la vez la falta de mantenimiento lograron que el esfuerzo de decenas de constructores que allí dejaron entre los cimientos su esfuerzo y sudor se convirtieran en un desastre de la medicina cubana.
De nada vale que el Sr. Roberto Morales Ojeda, ministro de Salud Pública de la nación, no haga referencia de ello en su participación en las sesiones de la 67 Asamblea  Mundial de la Salud que se celebra en Ginebra.

Allí no se hablará de los errores e ineficiencias del sistema y sus instalaciones, claro que no, pero sí se pronunció en contra del despilfarro en algunos países en lo que no aparece Cuba y de la famosa frase para endulzar a la audiencia que desconoce la verdad del país de ¨muera el hambre y no el hombre. Claro que desconoce que allí murió un hombre en  la tarea de rescatar escombros para reparar su vivienda.

No obstante sería muy apropiado que al regresar de su viaje, y poner la cabeza en su almohada, alguna vez piense en que éste hospital merece que  se le asigne un presupuesto para su restauración y bienestar de la población, porque al parecer, con el trascurso de los años, aquella zona ha quedado olvidada.
Basta  con solo dar un recorrido por esa área para ver que el Hospital ¨Julio Trigo¨ sigue los mismos pasos desdichados que ese Materno.





Nota: enviado a la Primavera para su publicación






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