jueves, 8 de octubre de 2015

Internet, pero con asedio policial.
Susana T. Más Iglesias, La Habana 20 de Septiembre de 2015.

En ocasiones pienso que la presencia policial se encuentra  en los lugares equivocados, o que algunos agentes del orden no alcanzaron rebasar el exámen psicométrico con la puntuación requerida como para desempeñar tan respetable labor.
Ser policía sólo distingue a la persona uniformada de las demás en que debe  comportarse con profesionalidad e infundar respeto hasta en la manera de caminar y hablar. La academia que les instruye  invierte recursos en la formación de los agentes, y se supone que deben reflejar el mejor comportamiento ante el resto de los habitantes del lugar donde se desempeña.
Hace algunos años que observo la discriminación en cuanto a solicitud de identificación o detención circunstancial de algún ciudadano o ciudadana. Y hasta puedo reafirmar que he sido testigo y víctima de ello.
En una ocasión caminaba por la calle 23, y coincidiendo con la culminación de exámenes escolares, precencié como dos agentes del orden detenían a tres jóvenes (justamente eran menores), los cuáles venían alegres y comentaban sobre los resultados obtenidos.
Aquello me indignó porque les mató la sonrisa de alegría que traían aparte de asombrarse porque no habían hecho algo que provocara la súbita solicitud de identificación. Como ví que la intención fue malsana y varias personas habíamos advertido que frente, en el ángulo del Pabellón Cuba y  el parqueo construído en el área del antiguo edificio “Alaska” se encontraban dos hombres altos y corpulentos virados hacia la pared en actitud de orinar en plena cinco de la tarde sin recato alguno. Me dirigí a los agentes y le señalé lo que estaba ocurriendo, que en realidad era más grave el hecho, que detener sin motivo a esos jóvnenes; recibiendo la contesta de que ellos sabían lo que hacían y que quién era yo para hacerles ese señalamiento de crítica. El caso fue que los muchachos sacaron carnets de menores y como no estaban infringiendo la ley pudieron continuar su camino, mientras los hombrones tranquilamente vaciaron sus vejigas sin que fueran interrumpidos.
Esto lo expreso, porque coincide que en la tarde del  19 del presente, varios jóvenes se encontraban sentados en la escalera del hotel “Habana Libre”,que da por 23 y M como habitualmente sucede con la nueva modalidad de acceso a Internet en algunas calles de la Rampa y aledañas a ellas.
Ellos estaban tranquilos, con su atención concentrada a las conexiones, cuando de repente pasan tres agentes del orden en bicicletas y sin motivo, dos de ellos se dispusieron a subir las escaleras para pedir carnet precisamente a dos jóvenes de raza negra que no mostraban sospecha de acto delictivo alguno, porque se encontraban sentados con sus teléfonos en mano y no merodeando como buscando la ocasión para un arrebato o asalto.
Ante la sorpresa e ingenuidad de los muchachos uno de ellos llamó a la persona que los acompañaba, por lo que se deduce que no eran callejeros descarriados en busca de una casual posibilidad de cometer delito
El hecho lo comenté al siguiente día con un oficial, pues pude observar todo lo sucedido, quedándome con la duda si les pidieron carnet porque está prohibido sentarse allí, o  si era por el color de la tez, frustación personal o abuso de cargo, porque específicamente habían más jóvenes allí , pero fueron directo hacia el negro y  mulato que estaban haciendo lo mismo que los demás.
Sin embargo estoy segura que estos agentes no mantienen una permanencia en las afueras de la entrada principal de ese mismo  hotel, donde la sospecha siempre está latente por la cantidad de personas ajenas a la actividad turística  que permanecen por horas en el lugar.
A la Academia de la policía se va a aprender cómo debe funcionar correctamente este órgano destinado a implantar el orden y demostrar a la ciudadanía que se tiene conocimiento de cómo y con quén proceder sin equivocarse, porque un “disculpe, puede continuar…” no es suficiente comparado con el bochorno por el que atraviesa la persona con la equivocación o injusticia cometida en su detención.


susana.mas24@yahoo.com
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