Increíble… Pero Cierto.
Susana T. Más Iglesias, La Habana mayo de 2012.
Debe ser motivo de asombro para toda persona que visite el Hospital Cardiovascular ubicado en la calle 17 del Vedado, ya sea para atenderse o para visitar a algún paciente. Desde que usted pone los pies en la acera de este centro asistencial, advierte que existe una diferencia abismal comparada con otros de la capital destinados a la atención del pueblo.
Los trabajadores de ese hospital, sin diferenciar categorías, muestran esmero en atender a quienes se les dirigen, lo hacen con respeto, demostrando una gentileza y profesionalidad inesperada, pues no es a lo que estamos acostumbrados en estos tiempos. No se puede salir del asombro cuando se observa la limpieza, el buen mantenimiento de las instalaciones en habitaciones y baños, las buenas costumbres y proceder de los trabajadores. Realmente, pudiera decirse que el personal que allí labora ha sido seleccionado minuciosamente; los cuales sin diferencias de función u oficio mantienen una profesionalidad impecable, como si trabajaran en área de moneda dura, o con extranjeros. Las enfermeras solícitas muestran cariño y comprensión tanto a enfermos como a acompañantes, Y no sale usted del asombro cuando ve llegar las pantristas con buena presencia y modales a servir el almuerzo, merienda o comida, donde se destaca la higiene, variedad, calidad y presentación de los alimentos.
La ética está presente en todos y cada uno de los trabajadores, realmente queda uno estupefacto cuando entra en el mencionado lugar donde se manifiestan tanta buena educación y dedicación en el puesto que desempeñan. Estos trabajadores son dignos de admirar, porque llevan consigo la ternura que se necesita dar en estos lugares, a los que vamos por necesidad y no por diversión.
Todo lo contrario puede decirse de otros centros hospitalarios, que son los máximos exponentes del maltrato y falta de higiene muchos, cuando poseen una cosa, les faltan las otras, las principales. Y es entonces cuando se cuestiona dónde está la posibilidad de que todos funcionen bien o al menos se vea el interés en vencer las dificultades que puedan tener.
Esta situación depende de los métodos de dirección, la dedicación y ejemplo de quien dirige, la constancia en incentivar para que se trabaje con amor, sobre todo en sectores relacionados con la salud de los ciudadanos en general, sin que predominen diferencias étnicas, raciales o políticas.
Es triste y a la vez vergonzoso notar indiferencia o apatía por parte de quienes tienen como función atender pacientes, o cuando vemos que se traspasan los límites de la sensatez poniendo música alta en un centro hospitalario, o cuando se producen equivocaciones en la administración de medicamentos, durante las operaciones, aplicaciones de tratamientos etc.
Es necesario que el funcionamiento del Cardiovascular se expanda por todas las instituciones de salud en el país, y que éstos trabajadores nunca pierdan la ternura.
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