Mal Comienzo en la Educación.
Susana
T. Más Iglesias, La Habana 1ro. de agosto de 2012.
Malo es el comienzo del
curso escolar, que se inicia en el 2012 con malos augurios y mayores exigencias,
sobre todo para los críos que inician su incorporación al círculo infantil
(guardería).
Arduo es el camino a
transitar por las madres, que después de larga espera piensan que con el otorgamiento del acceso de
sus niños a esa institución ya resolvieron su problema y pueden irse a trabajar
sin preocupaciones.
De inicio, al
entregarles la boleta y enviarlas al círculo asignado por el municipio, les dan
un listado, o se lo dicen verbalmente para que lo anoten, de una serie de
artículos que con carácter obligatorio deben presentar antes del día que el
chiquillo o chiquilla comience su adaptación…
No serán recibidos, sin
que antes entreguen: un jarrito, cubiertos, su bandejita, catre con su forro,
dos toallitas, una bolsita, peine, cepillo de dientes, pasta dental, juguetes,
calzoncillitos y shores, un jabón etc. y desde luego, la ropa marcada; aunque
hay círculos que al ser financiados por alguna organización o institución no
gubernamental, pues la exigencia es menor.
En las décadas de los
años 70 y 80, a pesar de que la escasez era mayor, y no existieran las tiendas
recaudadoras de divisa y menos las de ropa reciclada, todos estos artículos los
garantizaba la instalación, suministrados por la instancia superior del
organismo a que correspondía.
Ud. solamente entregaba
el niño a la “seño” y lo demás corría responsable e higiénicamente por el
círculo. Al llegar le cambiaban la ropa, pues cada instalación tenía un
departamento de ropería, con un amplio stock de baticas, bloomers, culeros,
shores, pullovitos, tenis, medias, con los cuales se cambiaba a la criatura y el aseo era óptimo, papel
higiénico y baño diario con agua caliente, sin tener que utilizar el vestuario
llevado de su casa.
Hoy el pequeño que
inicia su incorporación debe llevar todo lo antes dicho, lo que pone a correr a mamá, sobre todo si es soltera
y solo depende de su salario. El estado está en la obligación de garantizar los
artículos necesarios para que la estancia de los niños y la confianza de sus
madres sea óptima, más cuando todo esto viene ya descontado del salario bruto de
cada trabajador, tenga o no hijos.
Sería consolador para
las madres que el ingreso de su o sus hijos al círculo infantil no constituya
un problema más a resolver.
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