Intensificado
el Robo y la Burla a Clientes que Reciben Paquetería del Extranjero.
Susana
Teresa Más Iglesias, La Habana 3 de agosto de 2012.
La Cadena de Tiendas
Recaudadoras de Divisas CIMEX, la cual oferta servicios de mensajería a través
de los establecimientos virtuales ubicados en el extranjero, no se ha percatado
que sus trabajadores incrementan cada día más los hurtos y burlas a los
usuarios, cuando violan los acuerdos de contratos en la entrega de dichos alimentos
o confituras que se envían a parientes residentes
en Cuba.
Los familiares que
viven en el extranjero seleccionan determinados productos y además pagan cuantiosas
sumas de dinero por alimentos de alta
calidad que exhiben en esas tiendas de
categorías situadas en cualquier lugar del mundo. Pero es una
dificultad el recibo de dicha valija enviada, cuando al destinatario ya después
de días de espera, le informan que no hay combustible para llevárselos a la casa
(gestión que se incluye y cobra dentro del servicio) o le dicen – “No se preocupe, espere,
que hoy se lo llevan”,
y nada. Cuando al fin se deciden a salir
en su búsqueda, al llegar, por sus propios medios hasta la Puntilla en Miramar,
le ofrecen otros alimentos en sustitución de los ya escogidos, y le expresan
que no poseen los elegidos por quien los envía, y tampoco éstos tienen la misma
calidad pero sí los precios inferiores a los cobrados en el exterior. También llegan a
proponer el cambio de un producto por otro, como por ejemplo: una usuaria tuvo
que cambiar de opinión y decidirse a obtener por 2 kilogramos de queso crema con
un valor de $8.00 dólares (que le informaron no tener en existencia) 8 jabones
de baño al precio de 0.55ctvs y por la diferencia le entregaron 2 ó 3
sobrecitos de sazón, para igualar (¿…?)
Esto también sucede con
los dulces y especialidades de pan, dulces o cake, los cuales confeccionan y les llegan a
los usuarios después de las 5 horas de confeccionados, que con las altas
temperaturas existentes entran en estado de deterioro por el tiempo de demora
en su despacho.
Es desconsolador saber
que las personas que desempeñan esas plazas de trabajo en lugares tan codiciados, no tengan conciencia de la
ética comercial; aunque saben con seguridad que nada les sucederá al no tener
supervisión, por eso convierten con facilidad y sin escrúpulos sus
centros de trabajo en algo parecido a la cueva de Alí Babá.
Hace falta que rectifiquen
e interioricen su proceder y pongan en práctica el llamamiento al control, exigencia
y disciplina.
Además, me pregunto por
qué suceden acontecimientos así que dejan muchísimo que desear y pensar de
éstas tiendas virtuales, rectoradas por el estado.
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