Al César lo que es del
César
Susana T. Más Iglesias, La Habana 10 de noviembre de
2012.
En
estos momentos en que la zona oriental de nuestro país acaba de ser azotada por
el huracán “Sandy”, dejando una inmensa
estela de casas, escuelas, centros laborales y cultivos en la mayor
destrucción, los pobladores luchan tenazmente en la reconstrucción de todo lo
dañado, pero es preciso que la ayuda enviada por otros países sea repartida con
la mayor brevedad posible y no se creen mecanismos burócratas-diabólicos que
entorpezcan la entrega de alimentos, vestuario,
calzado y medicinas y conlleve al desvío o merma de una gran parte de
ellos.
Numerosos
países han enviado ayuda solidaria a estas personas que han quedado
desamparados y a merced del destino, que
han perdido también familiares y equipos más necesarios en el hogar, los cuales
tardarán en poder reponer de inmediato, porque para lograrlos, tuvo que pasar
un buen tiempo de sacrificios y ahorros.
Llegan
aún cada día barcos y aviones procedentes de distintas latitudes, que por
información difundida en emisiones del Noticiero de
la Televisión Cubana y la prensa oficial se ha podido estimar como
numerosas, pero es necesario que todas estas donaciones sean repartidas organizadas
y equitativamente a quienes en realidad
la requieran, incluso en otras provincias y Municipios del territorio nacional
que también se afectaron y no se les demore la entrega, ni se les cobre lo que
ha sido regalado por habitantes , instituciones y dirigentes de distintas
partes del mundo.
Es
imperioso que los encargados de esta humana entrega de facilitación la efectúen
la desempeñen con dignidad, humanismo y conciencia. Que no se permitan actos
de desamor que lleguen a
evaluarse al final como vandálicos y de corrupción contra aquellas
personas que lejos de desearlo han perdido sus casas y sus pertenencias. Que
los medicamentos, productos alimenticios y todo lo que tenga determinada fecha
de caducidad, se reparta con rapidez y no sean objetos de almacenamientos innecesarios
sin ser entregadas a la población afectada.
Que
no se pierda la ternura de este trabajo más que social humanitario para convertirlo en medio de lucro
y bienestar de unos cuantos inescrupulosos que se aprovechen de estar al frente de esa encomienda.
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