martes, 22 de abril de 2014


Apatía en Gestión de Ventas
Susana T. Más Iglesias, La Habana 15 de abril de 2014.

La ciudadanía cubana, a pesar de confrontar problemas económicos para conseguir productos básicos para el hogar, ya sean comestibles o de otro tipo, con reiteración tiene que resistir en las tiendas (lo mismo de divisa que  de moneda nacional)  la apatía de algunos dependientes o dependientas.
Esto sucede casi  de manera general, y aunque exista el producto o tal vez casi esté a minutos de ser abastecido desde el almacén, casi disfrutan en decir que no lo hay, que está perdido o en falta. Sobre todo si va a comprar calzado o alguna otra prenda, el trabajador que está detrás del mostrador para brindar un servicio a la población, en vez de efectuar la gestión de búsqueda para que el cliente logre obtener lo que desea y a la vez quede complacido, pues  hacen todo lo contrario; con mala cara y pocos deseos de realizar su faena, se deshacen con facilidad de tal responsabilidad, diciendo que el número o talla que se les pide no lo tienen en existencia,  o con poca ética expresan que es de mala calidad, que no vale la pena su compra, también existe la eventualidad que  después de mirar a la persona de arriba abajo, si no lo ve cargado de prendas o con una vestimenta de perfil caro,  le espeta sin el más mínimo recato y  educación- ¨Eso es caro!...¨
Con esto hay que tener la psicología necesaria para saber que cuando expresan esa frase, no siempre lo hacen con la intención de ayudar al cliente, sino de mantener la conversación telefónica o postura cómoda y deshacerse del comprador lo más rápido posible.
Tal vez si esos gestores comerciales  devengaran un  salario por lo que venden, y ello  influyera en la manera de pago, de seguro procurarían ganar la atención hasta de los transeúntes, como lo hacen cuentapropistas y vendedores ambulantes, quienes muestran la mercancía, expresan la calidad y variedad de colores o usos y llegan en ocasiones a lograr vender, o atraer no solo al turista, sino también a cualquier otra persona, sólo por la amabilidad que muestran en su encomienda.
Sin embargo aún  existen muchos trabajadores que muestran su profesionalidad ante el comprador y se esmeran  en desarrollar su gestión de venta.
La supervisión  en los establecimientos de comercio no solo debería consistir en  inspecciones y auditorías, sino también en rehabilitar el hábito perdido de hacerles recordar cómo se trata al cliente, sea joven, viejo, negro, blanco, con apariencia de pudiente o no. De todas maneras con una buena atención de seguro obtendrán la simpatía y tal vez su propinita que a todos les gusta dar, aunque después la necesiten para completar para obtener  algo más.

P/D

Enviado a La Primavera Digital para su publicación

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