Asedio Constante.
Susana T. Más Iglesias, La Habana 25 de julio de
2013.
Al parecer los
inspectores integrales que rondan algunas localidades y ejecutan su trabajo por
la ciudad, desconocen cuál es la
verdadera función para la que fueron concebidos dentro de la sociedad.
El miércoles 24 de
julio, aproximadamente entre las siete y siete y diez de la tarde, en la
esquina de 17 y M Vedado, se encontraba
un carretillero del área vendiendo a un
transeúnte cuando se presentaron tres inspectores, dos mujeres y un hombre. Sin
que mediara previa advertencia o conversación alguna, de manera descompuesta
una de las integrantes se dirige al vendedor con pésimos modales y le dice que, amparada en la autoridad que
representa le iba a poner la multa por estar estacionado. Esto lo cumplió en el
acto indicándolo a la otra colega.
Es lógico que para
poder seleccionar el producto al gusto del consumidor, despachar, cobrar y dar
vuelto, la carretilla deba quedar inmóvil. No hubo un diálogo previo que
explicara al cuentapropista el porqué de tal medida. Sin embargo sí hubo
exhibición de actitud maleducada y
chusmería por parte de esa inspectora que integraba el trío. El hombre que las
acompañaba, inspector también, solo se
limitó a escuchar y observar, tal vez en su mente analizaba que era “un pié”,
como se dice en buen cubano lo que metía su compañera. Con solo mirar en fotos
adjuntas las poses de esta inspectora se podrá tener una visión de su actuación.
A pesar de la
explicación y reclamación del vendedor, no obstante le impusieron multa por
valor de doscientos cincuenta pesos. Más la amenaza de que cada vez que lo
viera lo repetiría.
Al día siguiente cuando
este mismo vendedor, que satisface las necesidades de personas de los
alrededores, salía de su casa, ya tenía
encima nuevamente a otros inspectores asechando, quienes le incriminaban por
tener un punto fijo de venta en su casa,
a lo que él les manifestó que se fijaran que en ese momento sacaba y a su vez acomodaba la mercancía para salir a
vender. Nada sucedió, pero apenas unas
horas de recorrido cuando se situó en la
esquina de 17 y N, por casualidad se le acerca un amigo, y le tira unas fotos de índole familiar, cuando rápidamente
se personó la policía junto a inspectores que por allí estaban, se le abalanzaron al vendedor y a la
vez detuvieron al joven, al que quisieron porque según ellos allí no se podía tirar fotos ¿…?
Al fin condujeron sin
esposar al joven cuando los trabajadores de la emisora de radio ubicada en las
cercanías más otras personas que por
allí transitaban, profirieron su
protesta en alta voz, exteriorizando que eso era un abuso, ya que él no
estaba haciendo nada incorrecto ni prohibido. Tirar fotos no está contemplado
dentro de los hechos a sancionar por la ley.
El cuerpo de inspectores,
con el trabajo que realiza y las quejas de la ciudadanía, da ejemplos de que en
buena medida está compuesto por personas que forman parte de la lacra de la
sociedad, y ese no fue el objeto de su creación. ¿Por qué no está su presencia
en las calles tratando de mantener el orden en las colas cuando sacan un
artículo de suma importancia, impidiendo que los revendedores se apoderen de
varios con intención de acaparamiento y disgusten al resto de
la cola?, ¿por qué no asumen la vigilancia de quienes arrojan escombros
alrededor de los basureros?, por qué tampoco están presentes cuando en la calle
alguien sin escrúpulos se pone a orinar en presencia de los transeúntes, que pueden
ser niños o mujeres?, ¿por qué no le ponen multas a aquellos elementos antisociales
que andan sin camisas o profiriendo malas palabras en alta voz por la calle?
¿O es que ser negro y
tener un trabajo humilde pero honroso de
carretillero puede dar pie a este tipo de humillación y disgusto casi a diario?
Tampoco han hecho
prevalecer su trabajo con la parada de la ruta 37 que allí se encuentra sin
señal, ni del caso omiso que hacen los carros con su estacionamiento en ese
lugar que sí está prohibido por el Código de Tránsito, ni tampoco vigilan la
burla por parte de choferes transgresores de la ley a la señal de PARE existente
en esa esquina.
El funcionario de esta
entidad que piense que ser fotografiado, significa una indisciplina social, es porque alguna está
cometiendo y por eso teme a la foto. Si su trabajo es hacer cumplir con la
disciplina, ¿por qué no predican usando el uniforme que los caracteriza? Como
dice el viejo refrán, quien no las debe,
no las teme.
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