jueves, 1 de agosto de 2013

Asedio Constante.



Asedio Constante.


Susana T. Más Iglesias, La Habana 25 de julio de 2013.

Al parecer los inspectores integrales que rondan algunas localidades y ejecutan su trabajo por la ciudad,  desconocen cuál es la verdadera función para la que fueron concebidos dentro de la sociedad.
El miércoles 24 de julio, aproximadamente entre las siete y siete y diez de la tarde, en la esquina de 17 y M  Vedado, se encontraba un carretillero del área vendiendo  a un transeúnte cuando se presentaron tres inspectores, dos mujeres y un hombre. Sin que mediara previa advertencia o conversación alguna, de manera descompuesta una de las integrantes se dirige al vendedor  con pésimos modales y  le dice que, amparada en la autoridad que representa le iba a poner la multa por estar estacionado. Esto lo cumplió en el acto indicándolo a la otra colega.
Es lógico que para poder seleccionar el producto al gusto del consumidor, despachar, cobrar y dar vuelto, la carretilla deba quedar inmóvil. No hubo un diálogo previo que explicara al cuentapropista el porqué de tal medida. Sin embargo sí hubo exhibición de actitud maleducada  y chusmería por parte de esa inspectora que integraba el trío. El hombre que las acompañaba, inspector también,  solo se limitó a escuchar y observar, tal vez en su mente analizaba que era “un pié”, como se dice en buen cubano lo que metía su compañera. Con solo mirar en fotos adjuntas las poses de esta inspectora se podrá tener una visión de su actuación.
A pesar de la explicación y reclamación del vendedor, no obstante le impusieron multa por valor de doscientos cincuenta pesos. Más la amenaza de que cada vez que lo viera lo repetiría.
Al día siguiente cuando este mismo vendedor, que satisface las necesidades de personas de los alrededores,  salía de su casa, ya tenía encima nuevamente a otros inspectores asechando, quienes le incriminaban por tener  un punto fijo de venta en su casa, a lo que él les manifestó que se fijaran que en ese momento sacaba  y a su vez acomodaba la mercancía para salir a vender. Nada sucedió, pero apenas  unas horas de recorrido cuando  se situó en la esquina de 17 y N, por casualidad se le acerca un amigo, y le tira unas  fotos de índole familiar, cuando rápidamente se personó la policía junto a inspectores que por allí estaban, se  le abalanzaron al vendedor  y a  la vez detuvieron al joven, al que quisieron porque según ellos allí  no se podía tirar fotos ¿…?
Al fin condujeron sin esposar al joven cuando los trabajadores de la emisora de radio ubicada en las cercanías más  otras personas que por allí transitaban,  profirieron su protesta  en alta voz,  exteriorizando que eso era un abuso, ya que  él  no estaba haciendo nada incorrecto ni prohibido. Tirar fotos no está contemplado dentro de los hechos a sancionar por la ley.
El cuerpo de inspectores, con el trabajo que realiza y las quejas de la ciudadanía, da ejemplos de que en buena medida  está compuesto por  personas que forman parte de la lacra de la sociedad, y ese no fue el objeto de su creación. ¿Por qué no está su presencia en las calles tratando de mantener el orden en las colas cuando sacan un artículo de suma importancia, impidiendo que los revendedores se apoderen de varios con intención de acaparamiento y disgusten  al resto de  la cola?, ¿por qué no asumen la vigilancia de quienes arrojan escombros alrededor de los basureros?, por qué tampoco están presentes cuando en la calle alguien sin escrúpulos se pone a orinar en presencia de los transeúntes, que pueden ser niños o mujeres?, ¿por qué no le ponen multas a aquellos elementos antisociales que andan sin camisas o profiriendo malas palabras en alta voz por la calle?
¿O es que ser negro y tener un trabajo humilde pero honroso  de carretillero puede dar pie a este tipo de humillación y disgusto casi a diario?
Tampoco han hecho prevalecer su trabajo con la parada de la ruta 37 que allí se encuentra sin señal, ni del caso omiso que hacen los carros con su estacionamiento en ese lugar que sí está prohibido por el Código de Tránsito, ni tampoco vigilan la burla por parte de choferes transgresores de la ley a la señal de PARE existente en esa esquina.
El funcionario de esta entidad que piense que ser fotografiado, significa una  indisciplina social, es porque alguna está cometiendo y por eso teme a la foto. Si su trabajo es hacer cumplir con la disciplina, ¿por qué no predican usando el uniforme que los caracteriza? Como dice el  viejo refrán, quien no las debe, no las teme.



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