De Maternidad Nada….
Susana T. Más Iglesias, Vedado 13
de octubre de 2013.
Un artículo de un periódico de Londres
fechado el 7 de mayo del presente, divulgó entre sus titulares el criterio de
la organización internacional ¨Save the Children¨ (la cual promociona los
derechos de la niñez) que Cuba es el mejor país de América Latina para la
maternidad y el trigésimo tercero de todo el mundo.
No se sabe qué encuesta o estudio pudo dar
tal resultado, porque la realidad, desde hace más de 25 años, demuestra todo lo
contrario.
Cuando se analiza este tema, no se encuentra
la lógica: las mujeres más jóvenes del país y que aún estudian o trabajan, a no ser que no
tengan la opción de recurrir al aborto porque corre riesgo su salud, o posean
un fuerte apoyo económico familiar, ni siquiera piensan en ello. Expresan sin rodeos
que de maternidad no quieren saber nada. Consideran el embarazo no solo un descuido
inexcusable, sino un accidente o una traba de gran envergadura en la proyección
futura de sus vidas.
Solo aceptan traer al mundo una nueva vida,
aquellas mujeres que cuentan con las necesidades mínimas para ello, las irresponsables,
a las que les da lo mismo, o las que tienen un interés determinado; es el caso,
por ejemplo, de las que se han casado con un extranjero, aunque éste sea tan pobre
en su país como ella aquí, pero tiene otras posibilidades y estatus de vida que
le permite asumir la responsabilidad de ser padre y ella de poder lograr el
mayor sueño de una mujer, sin tener que preocuparse mucho en cómo arreglárselas
cuando nazca el bebé que le facilitará la salida sin problemas.
La maternidad es la etapa más feliz que pueda
experimentar una mujer, aunque con ello vengan adjuntos algunos síntomas desagradables,
que sin embargo son aceptados. Pero en Cuba salir embarazada es como pasar la
prueba para saber que no se va a volver loca de tantas cosas que de manera
obligatoria hay que resolver con inmediatez, lo que no se sabe si se logrará.
Para empezar, todo lo que necesita, al gusto
en cuanto a talla, color y cantidad, solo lo podrá encontrar en las tiendas de divisa,
porque lo asignado por la libreta de canastilla nunca se puede obtener
completo, no tiene variedad ni calidad.
Poder comprar una cuna en las tiendas de moneda
nacional es como sacarse la lotería. En ellas, aunque los productos sean más baratos,
en modo alguno los precios son compatibles con los salarios. Pero al final, de
una forma u otra, después de tanto batallar, se obtienen las cosas. Después del
parto, es que comienzan las dificultades mayores: las condiciones higiénicas en
los hospitales maternos, donde se puede adquirir cualquier enfermedad; la alimentación del bebé, etc. Si el bebito no
es saludable, determinados medicamentos también se deben comprar en divisa.
Por si alguien piensa que el tema no merece
análisis, y duda de lo expuesto, que realice una encuesta para que perciba que para
las mujeres cubanas no es tan fácil decidirse a parir. Ellas saben que no
podrán darle al niño todo lo que requiere.
Hay que tener en cuenta que un simple pomo
para alimentarlo cuesta más de 2 pesos. Los primeros juguetes y los artículos de
canastilla cuestan más de la mitad de un salario de un trabajador normal. No se
sabe qué encuesta o estudio pudo dar tal resultado, porque la realidad, desde hace
más de 25 años, demuestra todo lo contrario.
Cuando se analiza este tema, no se encuentra
la lógica: las mujeres más jóvenes del país y que aún estudian o trabajan, a no
ser que no tengan la opción de recurrir al aborto porque corre riesgo su salud,
o posean un fuerte apoyo económico familiar, ni siquiera piensan en ello.
Expresan sin rodeos que de maternidad no quieren saber nada. Consideran el
embarazo no solo un descuido inexcusable, sino un accidente o una traba de gran
envergadura en la proyección futura de sus vidas.
Los altísimos precios de todos los artículos
que componen la canastilla, más la dificultad de adquirirlos, hacen que las parejas
responsables analicen bien si se arriesgan. Algunos prefieren tenerlos si emigran
del país o si cuentan con la ayuda de algún familiar en el extranjero.
No es cierto que Cuba sea el mejor país para
la maternidad. Save the Children debe documentarse mejor y conocer las vicisitudes
por las que pasa una embarazada cubana, que puede hasta morir y no ver el
resultado de su esfuerzo y dedicación durante su gestación.
Si la tasa de nacimientos en Cuba ha disminuido
en los últimos años provocando el envejecimiento y la disminución de la población,
¿de dónde saca sus conclusiones la mencionada organización?
Publicado en La Primavera Digital de Cuba
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