Contaminación Permanente
Susana T. Más
Iglesias, Vedado 22 de septiembre de 2013.
Por todos los medios cubanos siempre se
recalca el tema de la contaminación ambiental que afecta a los pobladores de
otros países del mundo. También se refieren a accidentes en plantas nucleares
que han cobrado miles de vidas humanas como el de Chernobil o el más reciente
de Fukushima. Sin embargo, los medios oficiales no mencionan la contaminación
abismal que persiste en el territorio nacional, principalmente en La Habana. A
diario, a toda hora, los pobladores de la capital inhalan los gases tóxicos
emanados de termoeléctricas y fábricas, no importa lo distante que vivan de
ellas. Es evidente que los habaneros, en comparación con los pobladores de
otras provincias, son los más expuestos a estos gases tóxicos, mezclados unos
con otros, expulsados por decenas de industrias a la vez y que recorren largas
distancias.
En la capital cubana hay suficiente
contaminación ambiental como para reventar los pulmones de cualquiera, sin que
se haya aplicado por parte de las autoridades competentes alguna estrategia
para enfrentarla.
Hay momentos del día en que coinciden
humaredas de varias chimeneas a la vez. Así, hay días que, para romper todos
los parámetros de resistencia pulmonar, a los humos de las chimeneas de la refinería
Ñico López, el Crematorio de Guanabacoa, la Antillana de Acero, y diversas
fábricas, se suman las quemas de yerbas y basura en algunas áreas, los gases de
todos los carros que transitan por la ciudad, más los vapores de todas la
cafeterías, paladares y restaurantes y centros de elaboración existentes.
Los que viven en edificios altos y gozan de
una vista panorámica de la capital, pueden observar el smog que la cubre.
Hace apenas unos días, como se puede
apreciar en las fotos que acompañan este escrito, la ciudad se veía envuelta
por los humos nocivos, que nacían en la localidad de Regla, al este de La
Habana, y que luego de pasar por las barriadas de Luyanó, Lawton, La Víbora, se
juntaba con la humareda procedente del Cotorro, y se dirigía a Puentes Grandes,
Marianao, hasta concluir varias millas más allá de la costa de Miramar.
Esta contaminación atmosférica debe tener
observación por parte del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente,
para ver qué solución puede tener este problema.
Publicado en La Primavera Digital de Cuba
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