¿Quién niega la discriminación?
Susana T. Más Iglesias, El Vedado, 22 de
septiembre de 2013.
Algunas personas apoyan el concepto
equívoco de que en Cuba no hay discriminación racial. Como la máxima dirigencia
del país lo afirma así, con la mayor ceguera, agachan la cabeza y lo asumen
como un hecho, sin tan siquiera acudir a lo que poseen de materia gris en su
cerebro para darse cuenta de la existencia del racismo.
Se conoce que en Cuba, un país lleno de
mestizaje, existe discriminación incluso hasta para la ocupación de puestos de
trabajo con determinada relevancia. Se distingue a las claras también la
discriminación de sexos para la ocupación de plazas laborales. Es peor aún si
se trata de una mujer negra.
Cuando se camina por las calles del Vedado,
cercanas a la heladería Coppelia, o por cualquier otro lugar de La Habana, no
escapa a la vista la cantidad de jóvenes negros de ambos sexos que deambulan
por las aceras, o permanecen en ellas, como se dice “buscándose la vida” en la encomienda
de vender ropas, calzados, mercancías comestibles, desde chucherías hasta
subproductos cárnicos, viandas frutas o vegetales.
Por el contrario, es muy difícil por no
decir imposible, hallar en un establecimiento de las cadenas de tiendas más costosas
o de alta categoría un o una dependiente
que sea algo más oscuro de lo que llamamos tez trigueña.
Aquí solo está de manera constante la mayor
representación de la raza negra en fábricas, en la construcción, en el
mantenimiento de líneas férreas, en plazas de sepultureros, barrenderos, y como
mejor alternativa en la policía, el deporte o la música.
Existen cuerpos de baile profesionales
donde no se ve una negra, al igual que en programas de participación de adultos
o infantiles, su presencia es nula o casi nula. De estar, no tienen nunca
papeles principales, o la cámara las evade con rapidez. Lo mismo ocurre en los
hoteles, boutiques, firmas corporativas, plazas relacionadas con el turismo y
otras.
Hay lugares donde prefieren poner a una
persona de raza blanca, por contrata, ya que es jubilada, antes de poner fija a
una negra capacitada y apta para el desempeño de las funciones.
Cierto que las prisiones y los centros de
reclusión por discapacidad mental están llenos de negros. ¿Alguien del gobierno
se ha dedicado a analizar la trayectoria social que han tenido ellos, los
obstáculos y tropiezos con los que tuvieron que lidiar después de culminados
sus estudios, los que enfrentaron desde su inicio en el círculo infantil, las
condiciones de vida y habitabilidad? Nada de esto se tiene en cuenta cuando van
a ser sancionados.
Cuando son menores y presentan problemas de
atención familiar, ya sea maltratos o carencia de amparo filial, no son
atendidos o supervisados por el Estado hasta tanto incurren en un delito.
Muchachas o mujeres negras no pueden
transitar tranquilamente por El Vedado sin que sean detenidas por la policía y
comprobado su estatus.
Sin embargo, las de otro color de tez, son
menos asediadas o simplemente no “se advierten” a la vista de las autoridades,
a pesar de su vestuario provocativo y singular, que denota el motivo de su
presencia en determinadas áreas, aunque por lo general son conocidas y tratadas
con familiaridad.
En las reuniones del Buró Político del
Partido Comunista y del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros no llega al
2% la representación negra.
Conocedores de todos estos aspectos, aún
algunos aseveran que en Cuba no hay racismo, y que todos los cubanos somos
iguales y tenemos los mismos derechos.
Publicado en Primavera Digital de Cuba .
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