jueves, 5 de diciembre de 2013

Te llevo a donde me conviene.

Te llevo a donde me conviene.

Susana T. Más Iglesias, La Habana 8 de noviembre de 2013.

El gobierno de Cuba recibe mensualmente un sin número de visitas integradas por  funcionarios y dirigente diversos países del mundo. Algunos de ellos se preocupan en saber cómo funciona el sistema educativo y la atención a niños en edad escolar, mientras otros muestran su interés en las instalaciones culturales, deportivas  o de atención a la salud. Como se sabe, a estas personas que se interesan en saber cómo es en realidad la vida del cubano y la atención que reciben por distintos conceptos, les  programan los lugares que visitarán mucho antes de arribar al país, y siempre son a las mismas plazas: la escuela vocacional Lenin, Universidad de Ciencias Informáticas (UCI), el Palacio de las Convenciones, Escuela militar  “Camilo Cienfuegos”, Centros Turísticos de la ciudad y nunca falta el recorrido por las playas de Varadero. En fin, ven lo que  no tiene sentido que conozcan.  
A las visitas no solo se les debe enseñar la cara bella del país, sino también la cara oculta, donde se refugian y desarrollan los que no han tenido las puertas abiertas para poderse desarrollar dentro de lo normal de un país  y se han conformado con vivir sin resolver sus necesidades.
A nadie se le ocurre trasladar a los que arriban a la isla  hacia zonas de la ciudad donde es difícil encontrar una sonrisa infantil, o el regocijo de haber llegado a la ancianidad, nunca los dirigen a ver ese sector más pobre que tiene la sociedad: los marginados.
Cuando se dice marginal, casi siempre se transforma la realidad de la palabra y se piensa en el ciudadano de mala  formación y conducta antisocial. La vida de las personas que habitan estos barrios no se hace  fácil de transitar, pero nunca se hace una pausa para pensar en por qué estas personas  llegan a la marginalidad. En ello juegan factores como poca atención por parte del estado, situaciones económicas, la discriminación social-racial y condiciones inhumanas de viviendas,  por lo que este sector se ve obligado a estar envuelto en los más trágicos problemas de la vida cotidiana.
Nunca se ha visto en reportajes de TV que se revele a los visitantes el  conocimiento de cómo es la vida de esta personas, que a pesar de formar una buena parte de la población, son discriminados y exentos de que se conozca en las condiciones que viven y se desarrollan, pues en definitiva hay que tener en cuenta que de ahí también surgen  generaciones que en el futuro integrarán la sociedad cubana.
Es necesario que los turistas y visitantes de igual forma sepan de buena tinta cómo se vive en  todos estos sectores poblacionales en marginalidad de la isla y se trasladen de cuando en vez a conocer rostros infantiles donde resalta la desilusión, amargura y tristeza.
Tal vez ellos puedan crear y desplegar proyectos que  ayuden con su colaboración a que sus  vidas tomen un matiz más placentero.




 P/D Publicado en Primavera Digital de Cuba.

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