jueves, 26 de marzo de 2015

Descuido con los Pregones.

Descuido con los  Pregones.
Susana T. Más La Habana, 1ro. de marzo de 2015.

Los pregones, fueron unos de los originales modos para promocionar las mercancías que se vendían en la época de la colonia, que con el tiempo se quedaron para siempre dentro de la población por muchos años, como la opción más comunicativa hacia los empeños de cada comerciante o vendedor. Los pregoneros solían personalizar su voceo de la forma más corta, respetuosa, pero a la vez llamativa para incentivar el ánimo de adquisición en el posible comprador. A veces adornaban el pregón y le agregaban el precio del producto; otras solo decían las buenas cualidades del producto y en el mayor de los casos, los mismos se enunciaban de manera picaresca, pero cuidadosa. 
Por algunos años, con la prohibición de la venta ambulante, se perdió el hábito de formular los mismos, por lo que casi llegaron a pasar al olvido. Muchas personas de avanzada   edad recuerdan los galantes refranes de los vendedores de maní, tamales o alguna que otra exquisitez  mientras caminaban por la calles, parques de la capital o pueblos de las provincias.
Ahora con el restablecimiento de ventas en mercados agroindustriales, por carretilleros y  vendedores ambulantes, el pregón volvió a retomar  auge como en siglos atrás. Con la única diferencia de que según su intérprete, se escucha agradable al oído con sus expresiones, también existe todo lo contrario; hay quien los expresa con palabras de doble sentido horripilantes y desfachatadas, que abochornan a quienes los escuchan y desde luego les aleja de la tarima.
Las personas, sobre todo aquellas que se dedican a la venta de mercancías de cualquier tipo, deben demostrar un gran respeto y educación hacia sus clientes con el fin de captar la mayor parte de ellos y no  ahuyentarlos, más cuando el nivel académico de la población es mucho más alto en comparación con la época de la colonia.
En el agro de 17 y K, en el Vedado, tal vez con el ánimo de querer atraer más la clientela, existen vendedores que pregonan su mercancía de una manera irrespetuosa que solo consiguen lo contrario del propósito, esto en especial cuando se anuncia la malanga, yuca o fruta bomba, a la cual ésta última todos sabemos que también es conocida como papaya. No hay palabras para disfrazar los refranes que allí se escuchan, y es de mal gusto para un periodista reproducir lo escuchado.
El doble sentido incorporado a la insistencia y desvergüenza sólo resalta mala educación, aprobación de pésimas conductas que  se aceptan  dentro de la marginalidad arraigada en  los individuos. Hay personas que viven en lugares con muy malas condiciones, pero insisten en mantener  un  nivel de respeto y consideración hacia los demás.
Los dueños de esos negocios al igual que los inspectores no deben permitir  este tipo de indisciplina  social, teniendo en cuenta que el cliente siempre debe tratarse con cortesía cuando va a adquirir algún producto.

Los medios propagandísticos de la Radio y TV cubana entrevistan reiteradamente en sus programas  a la población en cuanto a la opinión del restablecimiento de las buenas maneras y costumbres, pero no se trabaja directamente en ello, exigiendo una buena conducta con los que trabajen directamente en la atención al público, previniendo primero, e imponiendo multas, si reincide,  para evitar la multiplicación de éstas malas usanzas que se han dispersado por todo el territorio nacional.
El gobierno debe ser más enérgico en este aspecto, si es en serio el  llamamiento al salvamento de los buenos modales entre ciudadanos  y  rescate de la educación cívica, dejar la campaña por los que ya regresaron y dedicarse a componer la educación y valores  del país, que bastante deteriorada está.




P/D   Enviado a Primavera Digital para su publicación.


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