jueves, 5 de marzo de 2015

Ojo con la Atención Telefónica. Susana T. Más Iglesias, La Habana 6 enero de 2015.

Ojo con la Atención Telefónica.

Susana T. Más Iglesias, La Habana 6 enero de 2015.
Generalizados son los comentarios y quejas de la población en cuanto a la atención telefónica de algunos centros institucionales o laborales del país a los que por una razón u otra, alguien tiene necesidad de llamar y no puede lograr su propósito porque no contestan o pasan indiferentes al rin rin del teléfono.
Lo mismo puede ser a una tienda, farmacia o cualquier lugar de donde se necesite obtener información importante o detallada, y en ocasiones dar un recado con carácter de urgencia, o localizar a alguien, pero la intención queda frustrada; más si las llamadas dependen de la atención de la telefonista o recepcionista únicamente. Y si el lugar a donde desea comunicar tiene pizarra y no sabe el número de la extensión deseada, a veces se pasa el día marcando y esperando a que conteste la operadora y esos avisos son en vano porque no llega a alcanzar su propósito.
A pesar que todos los centros laborales y de atención a la ciudadanía cuentan con las instalaciones de telefonía necesarias para garantizar las comunicaciones, hay cierta apatía para atender las llamadas.
Se ven lugares donde los teléfonos suenan y suenan, sin que alguien se anime a su atención, o simplemente sin escrúpulos, los descuelgan por largo rato y solo lo regresan a su estado normal cuando van a efectuar una llamada de interés personal, más lo peor del caso es que a veces todo un colectivo ve esa mala actitud y lo aceptan como algo normal. Otras veces cuando comunica escucha una voz que le solicita la espera, dejándolo en línea largos minutos para después colgar.
 No piensan ni por un instante que la casualidad puede jugar una mala pasada y que alguien esté tratando de localizar a uno de ellos para avisarle de alguna noticia aciaga.
Las administraciones o jefes superiores de los establecimientos u oficinas  deben estar al tanto de esto y convencer a su colectivo que aparte de ser un mal hábito, es una indisciplina social, pues ello afecta de alguna manera el funcionamiento del servicio telefónico y causa molestias a los que llaman.
Sin embargo se pueden citar lugares como las farmacias de 15 y L, la de calle Universidad, Hospital de Cocos y Rabí, Hotel Nacional,  algunos Mercaditos  de venta en divisa y la mayoría de los Ministerios que solo se escuchan dos timbrazos y enseguida responden con cortesía.
Esperemos que este escrito sea comentado y a la vez sirva para que los ejecutantes de esos procederes rectifiquen su actitud.

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