Ojo con la Atención Telefónica.
Susana T. Más Iglesias, La Habana 6 enero
de 2015.
Generalizados son los
comentarios y quejas de la población en cuanto a la atención telefónica de
algunos centros institucionales o laborales del país a los que por una razón u
otra, alguien tiene necesidad de llamar y no puede lograr su propósito porque
no contestan o pasan indiferentes al rin rin del teléfono.
Lo mismo puede ser a una
tienda, farmacia o cualquier lugar de donde se necesite obtener información
importante o detallada, y en ocasiones dar un recado con carácter de urgencia, o
localizar a alguien, pero la intención queda frustrada; más si las llamadas
dependen de la atención de la telefonista o recepcionista únicamente. Y si el
lugar a donde desea comunicar tiene pizarra y no sabe el número de la extensión
deseada, a veces se pasa el día marcando y esperando a que conteste la
operadora y esos avisos son en vano porque no llega a alcanzar su propósito.
A pesar que todos los
centros laborales y de atención a la ciudadanía cuentan con las instalaciones de
telefonía necesarias para garantizar las comunicaciones, hay cierta apatía para
atender las llamadas.
Se ven lugares donde
los teléfonos suenan y suenan, sin que alguien se anime a su atención, o
simplemente sin escrúpulos, los descuelgan por largo rato y solo lo regresan a
su estado normal cuando van a efectuar una llamada de interés personal, más lo
peor del caso es que a veces todo un colectivo ve esa mala actitud y lo aceptan
como algo normal. Otras veces cuando comunica escucha una voz que le solicita
la espera, dejándolo en línea largos minutos para después colgar.
No piensan ni por un instante que la
casualidad puede jugar una mala pasada y que alguien esté tratando de localizar
a uno de ellos para avisarle de alguna noticia aciaga.
Las administraciones o
jefes superiores de los establecimientos u oficinas deben estar al tanto de esto y convencer a su
colectivo que aparte de ser un mal hábito, es una indisciplina social, pues
ello afecta de alguna manera el funcionamiento del servicio telefónico y causa
molestias a los que llaman.
Sin embargo se pueden
citar lugares como las farmacias de 15 y L, la de calle Universidad, Hospital
de Cocos y Rabí, Hotel Nacional, algunos
Mercaditos de venta en divisa y la mayoría
de los Ministerios que solo se escuchan dos timbrazos y enseguida responden con
cortesía.
Esperemos que este
escrito sea comentado y a la vez sirva para que los ejecutantes de esos
procederes rectifiquen su actitud.
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