jueves, 10 de enero de 2013

Felicidades! ... ¿Por qué?


¡Felicidades! ... ¿Por qué?


Susana T. Más Iglesias, La Habana 27 de diciembre de 2012.

Una costumbre muy antigua surge entre las personas cuando se acercan los días de fin de año, que es dar las felicidades a los familiares, amigos, vecinos y a todo el que se cruce, en realidad es un deseo lo que se vaticina. Pero según como andan las cosas en cuanto a la economía, salarios y altos precios tanto en mercados en CUP como en tiendas en CUC, la felicidad  anda bastante lejana, si no coincide con que algún familiar o amigo allegado en el extranjero interceda en el nombre de Dios, para aliviar la tristeza  e impotencia que estos días causan en la mayoría de la gente.
Ni con diez dólares se llega resolver lo imprescindible en un hogar donde el núcleo no exceda de tres personas. Una amiga recibió esa cantidad, como regalo y enseguida pensó en comprar lo que más necesario, al menos para que alcanzara hasta mediados de enero sin preocupaciones y decidió irse de compras urgentemente, a su regreso su rostro demostraba más perplejidad que complacencia. Sólo se dedicó a redactar una lista de lo que compró y volverse loca con qué haría con lo que sobró…
He aquí la minifactura:
2 paquetes de detergente para lavar de $1.10 = $2.20
4 jabones  de  baño  de  $0.55  = $2.20
1 paquete de hígado de pollo = $1.90
1 litro de aceite = $2.45
Es evidente que la suma de la compra arrojó el resultado de $8.75, agregándole que dejó como propina solo 0.05 ctvs. para armonizar con los demás, lo que la hizo pensar qué se compraría (como la cucarachita Martina) con el vuelto sobrante, ya que conoce que no podía aspirar a mucho con $1.20, entonces decide emplearlo en la compra de cuadritos de sazón, y analiza que esa suma es insuficiente para costear siquiera una compasiva adquisición. Ella, al igual que muchos cubanos, se siente impotente en días como fin de año, donde se aspira a obtener lo necesario, pero si logra unas pocas cosas, siempre le faltarán otras, tan o más necesarias. Por ello algunos cuando se les desean felicidades, se quedan anonadados, preguntándose, ¡Felicidades! ... ¿Por qué?

No hay comentarios:

Publicar un comentario