jueves, 18 de abril de 2013


¿Leo, me alimento o me calzo?

 

Susana T. Más Iglesias, La Habana, 8 de abril de 2013.

En la emisión del mediodía del 8 de abril del Noticiero Nacional de Televisión, se expuso un trabajo fílmico que promueve de alguna que otra manera la idea de incentivar en la población el interés por la lectura. Según el reportaje, esto debe estimularse tanto en el hogar como en los  centros educacionales,  pero no se tiene en cuenta que cada día que transcurre, los  precios de los libros se hacen más inalcanzables para los amantes de este bienhechor hábito, y sobre todo, no se tiene en cuenta que para aquellos que tengan el deseo de hacerlo, muchos no cuentan con las posibilidades económicas para sufragarse esos gastos, aún más si son estudiantes.
Se recuerda que hasta finales de los años 90, era normal la adquisición de libros por la población, ya que ésta adquirió un buen nivel cultural a través de este medio educativo, pero los precios solo oscilaban entre $ 0.55 y $ 20.00 cubanos, ya que el dólar estaba penalizado.
Hasta hace unas tres décadas, era muy fácil para cualquier estudiante recurrir a sus padres para la compra de libros de variados géneros, aunque los más solicitados por los jóvenes de aquella generación eran los de aventura, policíacos, poesía y literatura universal, los que no pasaban de 2.00 cada ejemplar y, por la suma de treinta pesos bien se podía obtener una colección, ya fuera Radar, Zaeta o cualquier otra con la que cualquiera se embebía horas y horas en la lectura.
Hoy por hoy, es un viacrucis comprar un libro, pues los precios que alcanzan en su mayoría son descomunales para aquellos que, aunque disfrutan de ese hermoso deleite, no siempre cuentan con la cantidad requerida para obtener un ejemplar.
Nuestro apóstol en sus legados dejó bien plasmado que saber leer es saber andar, y tuvo razón, ya que a pesar de las restricciones migratorias por las que ha atravesado el país, quien haya desarrollado el hábito de la lectura conoce por medio de las narraciones leídas las características de países y ciudades, costumbres y culturas de diversos países.
De seguro, si los libros no presentaran los precios tan altos, muchos más dirigieran su predilección a la lectura, no solo como consulta o aprendizaje de alguna materia, sino también como recreación en el tiempo libre. Son muchas las promociones en los puntos de venta de las Ferias del Libro, pero está muy por debajo el número de personas que llegan al lugar con la disposición de comprar. 
Tal vez en un futuro los funcionarios del Instituto Nacional del Libro adviertan este error en comercialización, y en vez de subir cada día más los precios, o de expender en la moneda dura, el CUC, piensen que nuestros niños, jóvenes y adultos necesitan y a la vez desean incursionar en la lectura sin tener que pensarlo ante un establecimiento, o le tengan que dar preferencia a otro artículo de más necesidad en la vida cotidiana. Que piensen que ser cultos nos es solamente ser libres, sino que amplía los proyectos y la sabiduría personal  para integrar el hombre del futuro.





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