Los cargos y el poder.
Susana T. Más Iglesias
El Vedado, La Habana, (PD) La máxima
responsabilidad de que el país se haya convertido a nivel mundial en la mayor
industria del fraude y la corrupción la tiene el gobierno, quien se encarga de
seleccionar para cargos directivos a personas inescrupulosas, que amparadas
tras el escudo del poder, no han hecho más que aprovechar su estatus para
burlar a sus superiores y enriquecerse a costa del pueblo.
Estos señores que ocupan cargos casi
vitalicios, y se encariñan con el puesto (hasta que los promueven, se mueren,
desertan en otro país, o los sorprenden incurriendo en delitos), continuamente
inventan leyes, circulares, decretos y todo cuanto se les ocurra, con la
finalidad de sacar el máximo beneficio personal y exprimir a los ciudadanos y
los trabajadores.
La permanencia -aunque sea como directivo
sindical- en un cargo de dirección por más de cinco años, en cualquier
ministerio o institución, sin que se vea prosperidad común o cambios
beneficiosos, proporciona la ocasión de acostumbrarse a delinquir con
impunidad, a la vez que no dan paso a que otras personas con cualidades para
realizar cambios puedan ejercer esas funciones o al menos experimentar si
tienen aptitud para desarrollar o no el perfil de guías dentro de un colectivo
laboral.
Hay individuos que se apegan tanto al cargo
como la garrapata al perro, y como sea, se las ingenian para no soltarlo y
sacarle el jugo hasta el final. No se conforman con las prebendas de poseer un
carro, ni los estímulos de fin de año o el otorgamiento de acceso a centros
turísticos, sino que se van más allá de las ambiciones de cubrir las
necesidades personales y es ahí donde los pica el bicho de la ambición.
Creyéndose intocables, comienzan a regalar y disponer de lo que no es suyo a
espaldas de sus jefes, queriendo no solo abastecer sus casas de los más
costosos lujos, sino también la de los hijos, nietos y amantes. No lo piensan
dos veces y caen en la tentación de querer obtener cada día mayor “búsqueda”,
que lo mismo puede ser dinero que beneficios materiales. Es entonces cuando
caen en los brazos del fraude, el robo continuo y reiterado.
La corrupción administrativa existe en
todos los países, pero se hace notar con más vehemencia donde no hay
democracia. Aquí en Cuba, no solo se corrompen los de cuello blanco, la
corrupción se expande hacia todas las capas de la sociedad.
De esta forma nunca se llegará a una
verdadera rectificación de errores. Tal y como van las cosas, la extensa cola
del “quítate tú, para ponerme yo, a ver qué robo” es y será interminable.
susana.mas24@yahoo.com
http://porquedesusana.blogspot.com
http://twiter/coky24i
Publicado en la edición # 290 de la
Primavera Digital de Cuba
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