martes, 1 de octubre de 2013

¿Por quién hay que esperar?


Susana T. Más Iglesias

En la esquina de las calles San Indalecio y Santos Suárez, en el municipio capitalino Diez de Octubre, se encuentra un edificio con más de 70 años de fabricado, que desde hace más de dos meses suelta poco a poco los pedazos de balcones y pone en riesgo las vidas de las personas que pasen por allí, acudan a la bodega que se encuentra en los bajos, o vaya a utilizar los servicios del teléfono público que se encuentra en el portal.
Por esa precisa esquina, la cual queda a unos escasos metros de la antigua y famosa dulcería “La Gran Vía”, convertida en un Sylvain, transitan madres y niños que van hacia el círculo infantil o la escuela secundaria cercana, personas que caminan para llegar a la Calzada de Diez de Octubre, van hacia el agromercado o a comprar dulces para llevar alguna merienda a los niños a la hora del receso.
Los vecinos están alarmados. Saben que esto no tendrá solución en largo tiempo. Para colmo, tienen la desdicha de que esa circunscripción está sin delegado desde hace algún tiempo, por lo que carecen de alguien que tenga la suficiente autoridad para elevar la queja a instancias superiores.
Lo cierto es que no se ha tomado medida alguna que pueda evitar algún accidente, y aunque no han faltado las quejas a la Dirección Municipal de la Vivienda y otras instancias, el lugar sigue sin protección. En caso de que ocurra un nuevo desprendimiento, podría haber heridos o muertos.
Como se puede observar en las fotos, por las dos calles que ocupa edificio existe el peligro y es inevitable si no se toman con urgencia las medidas pertinentes.
¿Podrán los inspectores que por allí deambulan ayudar en este caso? Alguien debe elevar la queja. Si no ¿por quién tienen que esperar los moradores y transeúntes habituales del lugar?

susana.mas24@yahoo.com
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Publicado en la edición # 289 de la Primavera Digital de Cuba

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