¿A quién le importa?
Susana T. Más Iglesias, La Habana 18 de mayo de
2013.
La
Protección e Higiene del Trabajo en todos y cada uno de los centros laborales,
empresas e instituciones, ha sido uno de los argumentos más tratados por las
direcciones y secciones sindicales en el país, en las que se han argumentado un
sin número de medidas con el fin de evitar accidentes fatales, donde no solo el
trabajador puede quedar invalidado para siempre, sino también hasta perder la
vida en labores donde no se toman las adecuadas medidas de protección.
También
existen accidentes provocados por descuido
del trabajador o por la negligencia de la entidad empleadora, que a pesar de
dar instrucciones y capacitar a los trabajadores, después no les proporcionan
las condiciones y herramientas necesarias para cumplir determinadas tareas
peligrosas.
Cuantiosas
han sido las vidas que ha cobrado la negligencia de no usar la protección
adecuada según el desempeño. Y después que el daño ya está hecho no hay vuelta atrás, solo queda dolor y
lamentación para la familia.
He aquí
dos ejemplos palpables en que es evidente que ni el jefe de obra o brigada, ni
los miembros del sindicato, ni los del partido
cumplen con la exigencia, control y disciplina. Ambos constructores, desempeñan
su tarea, expuesto uno a las fuertes corrientes de aire desde una azotea sin
barandas, y el otro a un descenso lleno de riesgos sin malla para contener la
caída. Ambos carecen de la protección requerida. ¿Quiénes serían los
responsables de que estos hechos se convirtieran en lamentables accidentes?
Seguro
que los mismos que incitan y designan a
los que integrarán las brigadas de
respuesta rápida en caso de tener que
enfrentar a mujeres que se sienten con la libertad de salir a las calles a exigir sus derechos
ciudadanos. Más importa la ejecución y terminación de la obra, que impedir un
desenlace fatal.
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