jueves, 30 de mayo de 2013

Excursiono, o me arrepiento.

Excursiono, o me arrepiento.


Susana T. Más Iglesias, La Habana 17 de mayo de 2013.
Es inaudito pensar que alguien se decida, después de apretar el cinturón de la economía doméstica durante más de dos años, y que cuando al fin llega el momento de acudir a una oficina de viajes turísticos, sea peloteado y discriminado sin consideraciones.
La ética de la atención esmerada en estas oficinas se aprecia solo cuando va un extranjero, una persona de aspecto adinerado o un criollo o criolla en compañía de un turista en la isla. De lo contrario, hay que apelar a las más disímiles demostraciones de parsimonia para no sucumbir en el empeño de lograr lo deseado.
Si acude a las oficinas del Buró Turístico ubicadas dentro del Hotel Habana Libre, como le sucedió a una amiga, persona mayor y de tez negra, que después de esperar unos cuantos minutos para ser atendida, la empleada  le dijo con mirada de pocos amigos:
-¿Tiene usted memoria?
-No muy buena, pero traje papel y pluma para anotar…
- Nooo!, señora, me refiero a memoria flash.
-Ah… Sí, pero no la traje, pensé que me darían algún folleto o me enseñarían las ofertas en copia dura para poder escoger y transcribirlas.
- Bueno debe traer una y dirigirse a las oficinas que están en la parte de abajo por 23 y allí se las ponen (mostrando en su cara indiferencia y mirando a cualquier lugar menos a la persona que atendía).
Al otro día cuando esta amiga, se dirige a la oficina mencionada, la recibe un trabajador que realiza  entre otras cosas, la función de portero y después de escuchar la solicitud, le pregunta:
-¿Tiene Ud. correo electrónico? (como si ello fuera algo normal en la población).
- No, responde rápidamente la señora.
-Entonces debe esperar allí sentada hasta que se le avise.
-¿Debo pedir el último de la cola?- preguntó como es habitual.
- No, no es necesario- y le indicó con un dedo hacia los asientos.
Pasaron un tiempo en espera mientras los turistas extranjeros eran atendidos con presteza, hasta que decidió acercarse nuevamente al funcionario y le dice:
-Disculpe la molestia, pero recordé que mi hija tiene correo, puedo facilitárselo ahora para que me envíe las ofertas. 
- No, no es necesario, debe llamar al cro. Evelio al 201 98 71, quien es el encargado de tal gestión.
El caso es que la reservación que se desea para la próxima semana, al parecer no se logrará, pues aun ese teléfono da timbre constantemente y ni Evelio ni nadie atiende al mismo.
Me pregunto por qué suceden estas cosas después de tanto sacrificio para salir de vacaciones. La apatía para realizar el trabajo, ronda por las oficinas de atención al público, que aunque no venga  de otro país, tiene derecho al disfrute de las instalaciones de recreación nacional.
Pero ¿a dónde acudir, si no hay  quien le ponga el cascabel al gato?
Creo que esta señora si no se arma de una gran coraza de paciencia no podrá realizar su proyecto vacacional este año.


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