¡Viva el Primero de Mayo!
Susana T. Más Iglesias, La Habana
25 de abril e 2013.
Transcurren los días para la celebración del Primero de Mayo,
renombrado como el día de los trabajadores, y para el pueblo solo es otro más
de constantes avatares para resolver lo mínimo de alimentos y otros artículos
necesarios en la vida cotidiana.
Para
los que trabajan en entidades estatales, la preocupación es cómo escapar a esa
concentración, que aunque se diga no es obligada la asistencia, sí pasan listas
a los convocados por el centro de trabajo y citados por organizaciones como CDR,
UJC y PCC. Ya algunos han agotado las evasivas de que no tienen con quien dejar
a los niños, la vieja, o la casa, que se la están vigilando para robarle.
Pretextos se sobran, pero no todos los años se puede escapar de los del
sindicato que están al asecho de quién no va, para tenerlo en cuenta, en la mínima situación ya sea de indisciplina,
o de escoger a quién dejar fuera del puesto laboral.
Es
de conocimiento que son contados los trabajadores defendidos por sus sindicatos
cuando quedan disponibles o son rechazados por las administraciones de forma
arbitraria. Además de los casos en que
se discrimina a obreros calificados con larga trayectoria, debido al color de
la piel o su orientación sexual.
No
importa, ¡Viva el primero de Mayo! aunque los zapatos que se rompan en la
caminata no se puedan substituir por ahora, ni que el sol raje las piedras y no
haya qué desayunar antes de partir, ese día y todos los restantes.
Tampoco
importa que los precios cada vez suban más, que la comida, la vestimenta y el calzado
haya que adquirirlos en moneda convertible, (que no todos ganan), ni que los
niños sean privados de la leche a los siete años, que la atención médica haya
bajado la calidad, ni que en el círculo infantil se repita más de dos veces en
la semana el menú de harina y pan o chícharo y huevo duro, o que en los centros
de estudios traten de exprimir a los padres para adquirir artículos que es de
suponer garantiza el estado, ni que la mayoría de esos mismos que van a
desfilar, aparecen en los listados de distintas
embajadas, como solicitantes de visas para salida del país.
Cada
pueblo tiene lo que defiende y merece, pero éste, con la doble moral aprendida,
gritará eufórico: -¡Viva el Primero de Mayo! Aunque después se lo pasen susurrando
críticas por los rincones a nivel de pasillo o en la casa, lo contrario de lo que
allí fueron a manifestar.
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