jueves, 23 de abril de 2015

Capítulo 4. -Llegada al Hotel y Acogida.











Capítulo 4. -Llegada al Hotel y Acogida.

Ya casi a la llegada del distrito donde me hospedaría, instintivamente, sin recordar que mi línea telefónica no serviría para nada a tal distancia de Cuba, se me ocurrió quitar el modo de avión al móvil el cual comenzó a vibrar y por tanto ese hecho me dejó perpleja, pues desconocía que sin yo pretenderlo, comenzarían a actualizarse infinidades de aplicaciones que motivó cierta admiración por el desconocimiento de algunos aspectos de las nuevas tecnologías. 
Después de recorrer algunos kilómetros, y sentir como si estuviera seducida por observar tanta belleza de la ciudad, ver aglutinadas y constantes cosas nuevas, lindas y formidables por primera vez en mi larga vida, no pude precisar qué tiempo transcurrió entre la salida del aeropuerto y llegada al hotel donde pasaría mi estancia. 
Al llegar, el recibimiento fue altamente cordial por parte del personal que desempeñaba el turno de la noche, aunque después de pasados varios días comprobé que todos tenían una gran profesionalidad en el trato para todos los huéspedes en todo momento. Puedo decir que fue excepcional el recibimiento, confrontaron  mi reservación con mis datos personales, y hasta me preguntaron por fin qué tipo de habitación deseaba, si en altos o en bajos, por lo que me decidí por la primera opción que me hace sentir más cómoda, ya que disfruto las alturas. Fue en aquel momento que el joven me entregó la llave  y explicó que dicha habitación constaba de una caja de seguridad para guardar mis pertenencias de valor, a la cual yo debía ponerle la contraseña que decidiera, que me sorprendió también el muchacho que fungía como carpetero principal, adjunto me entregara un ticket con la clave y contraseña del hotel que me permitiría acceder a Internet desde mi habitación o sala habilitada para tal acceso cada vez que yo lo deseara…¡Cuánto recordé a mis nietos y jóvenes amigos de la isla en esos momentos!
Consideré estar transitando  por una alucinación con tantas atenciones y perfección que estaba percibiendo de golpe; pero enseguida como volviendo de un estado anestésico, me di cuenta que todo era real, lo normal que pudiera suceder en cualquier otro país, menos en el mío. Eso fue una de las cosas que ampliaron  mi autoestima y que me hicieron sentir por primera vez en muchos años persona; ser considerada un ser humano respetable y no objeto de discriminación y falto de atención como sucede aquí en la isla cuando un nativo penetra en alguna de las instalaciones destinadas al turismo, o  a veces hasta en alguna tienda normal, si no va acompañado de un extranjero o con perfil de tener abundante dinero.
En Perú, reina el respeto y la hospitalidad entre ellos mismos, más se advierte la disciplina y honestidad de los ciudadanos que se esmeran por no cometer ni que sean cometidas  indisciplinas sociales a la vista de otras personas.

En el Hotel todos y cada uno de los trabajadores se mostraron cordiales y complacientes ante cualquier  solicitud de los huéspedes.

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