Depredadores
de Derrumbes Por Necesidad.
Susana T. Más Iglesias, La Habana 29 de
marzo de 2015.
Las
imágenes hablan por sí mismas.
Ocasionalmente
los periodistas que volcán su trabajo a manifestar los hechos de indisciplinas
sociales, no tienen ni que salir de sus casas, basta con echar una hojeada
minuciosa a los alrededores de la comunidad y siempre encontrarán los vestigios
de las cometidas y desde luego las
consecuencias.
Como
éstos ciudadanos, muchos realizan ese tipo de actividades, para tratar de reparar
sus hogares, ya que las condiciones que impone el estado para efectuarlo a
veces no son las más factibles; en sus exigencias impiden que la población
pueda acceder sin obstáculos a los permisos o licencias para reparaciones de
menor cuantía en casas o fabricaciones, no dejando a la zaga que el precio de
los materiales de construcción está por las nubes, mientras que la situación
habitacional de los ciudadanos cada día se hace más dificultoso. Y ni hablar de
la concesión de créditos bancarios. Si tiene suerte tal vez ni le pidan
codeudores solidarios, pero de no ser así las condiciones impuestas para la
obtención pasan de lo normal, en un país donde la mayor parte de la población
es pobre.
Concurren
personas que han llegado a introducirse
en edificios o lugares demolidos y solitarios donde aconteció un derrumbe o existe
una obra paralizada para extraer de ellos parte del material que les puede servir
de utilidad en una reconstrucción.
En
este caso la persona se introdujo en una demolición de obra estatal, en la que
aún la evacuación de dichos restos no se ha recogido, llena de escombros que el
polvo removido por el aire de la zona, afecta a los vecinos cercanos. Esta
situación lleva más de 3 meses en esas
condiciones y a pesar de la no tolerancia por parte de los moradores afectados,
la entidad encargada de sanear el lugar, ha olvidado su gestión, provocando que
el lugar sirva de cobijo a roedores y otras especies. Mientras, siguen
introduciéndose personas a extraer lo que necesitan.
Por
suerte este lugar, frente a una zona turística, el “Hotel Capri”, no ofrece
peligro alguno de derrumbe, pero en otros sitios sujetos al abandono como por
ejemplo en las ruinas del antiguo
Hospital Gineco Obstétrico “Lebredo” en el municipio Arroyo Naranjo, dio lugar el
año pasado a la muerte de un individuo que penetró en el mismo para obtener
material que se pudiera reciclar y utilizarlo.
Triste
es el destino de aquellas personas que pierden sus hogares, pero más triste es
ver arriesgar la vida a cambio de encontrar la muerte o contaminación de
enfermedades para tratar de solucionar lo que se obstaculiza por los trámites
impuestos y el desabastecimiento casi estable en los rastros creados para la
venta a la población.
¿Estará
concebido dentro los cambios anunciados
por el gobierno la posible solución para reparar las viviendas, o al menos
suavizar sus gestiones a los ciudadanos?
Esperemos
que sí, no obstante el tiempo será el mejor testigo que propiciará la falta de fe
en la población hacia estos cambios.
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