jueves, 9 de abril de 2015

Fobia a la Unión Matrimonial Oficial.

Fobia a la Unión Matrimonial Oficial.

Susana T. Más Iglesias, La Habana 29 de marzo de 2015.


Mientras que en numerosos países del mundo se está abogando por la legalización del “matrimonio gay”, algo muy común dentro de la evolución en la civilización del siglo XXI, ya que con los aires positivos  del respeto hacia la democracia, cada persona, de acuerdo al derecho que tiene como ciudadano a pensar  y actuar como desee, sin que ello implique riesgos o perjuicios para el resto de la comunidad, en Cuba a los jóvenes ni siquiera les asoma la idea de asumir el  matrimonio normal entre  heterosexuales, a no ser con una persona de otro país.

Las dificultades y penurias que cada día se han recrudecido más, ha traído por consecuencia borrar esa linda ilusión que siempre aparecía  en la  imaginación de jóvenes parejas que anhelan constituir una familia, o personas que ya han pasado por la experiencia del divorcio, pero  vuelven  a establecer una relación amorosa que desean oficializar.

El primer obstáculo lo encuentran en cómo efectuar la fiesta para celebrar la unión, ya que en años anteriores, el estado garantizaba un mínimo de productos para esta ocasión, ahora hay que obtenerlos en el mercado minorista a altos precios y nada menos que  en divisa, algo que obstaculiza la alegría que puedan sentir los enamorados, por los problemas que esto ocasiona, porque ellos con la contribución de sus familiares tienen que comprar el vestuario de la ceremonia, pagar el transporte y brindar un pequeño bufet, aunque sea reducido en los más allegados, sin contar que el lugar a donde vayan a pasar la llamada luna de miel, todo convoyado, tiene obligatoriamente que ser en la famosa divisa. Además está el cómo se las arreglarán para poder vivir juntos.

Por ello muchos habitantes de esta isla, observando que la misma se ha convertido en mísera para la mayoría de sus ciudadanos, rehúyen el compromiso formal y se lanzan a la promiscuidad, lo que genera más posibilidades de contraer enfermedades venéreas,  o a la búsqueda de establecer una relación con cualquier persona que no sea de la nación, que evidentemente, posee mejores condiciones económicas, con un trabajo normal que pueda tener para hacer realidad su sueño. Después aunque no lo deseen, tienen que abandonar su país natal para procrear y darle a ese nuevo ser, lo que le dan los altos dirigentes de la nación a sus hijos, nietos y toda su prole dentro del territorio nacional.

Las condiciones de subsistir en la vida, marcan una gran diferencia entre unos ciudadanos y otros. Y no es precisamente una situación de discriminación de nacionalidad, sino una forma de buscar el escape para lograr lo que la naturaleza creó: nacer, crecer, reproducir, desarrollarse y morir, pero con las mejores circunstancias.

Los jóvenes cubanos no pueden esperar 56 años más para ver los cambios que se auguran, la vida transcurre, no se detiene, y cada cual desea tener sus  experiencias en la unión conyugal. Por eso el mundo se está llenando de descendientes cubanos, porque aquí es imposible vivir, sin tener que pasar por los dolores de cabeza de pensar desde la noche anterior qué se necesita para el siguiente día.


P/D enviado a Primavera Digital

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