viernes, 28 de febrero de 2014

Corrió y Trató de Luchar lo Suyo.

Corrió y Trató de Luchar lo Suyo.

Susana T. Más Iglesias, La Habana 28 de enero de 2014.


En la noche del día 26 de enero, sobre las diez de la noche, se presentó una pareja, una cubana con un extranjero, en el Cuerpo de Guardia del Hospital Oftalmológico, “Pando Ferrer”, al que se conoce de antaño como “La Liga Contra la Ceguera”, en el municipio Playa.
El hombre, a quien se le había introducido un cuerpo extraño en uno de sus ojos, esperó unos minutos junto a su novia, hasta que lo atendió una doctora quien con prontitud y habilidad le extrajo lo que tenía, propiciándole alivio. Muy amable, la experta advirtió que debía hacer reposo, y al otro día dirigirse a una clínica para extranjeros, que allí le pondrían tratamiento.
Ya satisfechos, cuando la pareja se disponía a salir de la instalación, escucharon  una voz que les gritaba: al volverse, vieron  cómo corría hacia ellos una mujer rubia que al menos, por el atuendo, parecía ser una funcionaria del hospital, quien se acercó y jadeante por el esfuerzo les exigió treinta dólares como pago de la consulta que había hecho la doctora que atendió el caso
Este reclamo fue sin previa conversación donde ella explicara que por la atención que recibió, debía pasar por alguna oficina a pagar el servicio y obtener un comprobante  por el mismo, por no ser  ciudadano cubano. Sólo emitía la demanda y quería recibir de inmediato, “de mano a mano” el dinero.
Ser extranjero no significa ser mentecato, como piensan algunas personas. Esas personas, en sus países  sí conocen sus derechos y deberes dentro o fuera de ellos. Su acompañante, que conoce cómo es el procedimiento legal en estos casos le aclaró que eso no era así, y dejando frustrado el  propósito de la mujer, salieron del lugar.
Él desconocía que en la isla, la atención médica sí se paga, de una forma u otra, seas extranjero o no, ya que para él, según su conocimiento por la prensa y medios de divulgación oficialistas sobre Cuba, los servicios médicos y educación son gratuitos. Por eso  no entendió bien la actitud defensiva de su pareja y mucho menos la algarabía de la reclamante.
Es real que la cosa está mala y para los de abajo mucho más dura, pero no hay que perder los sentimientos humanitarios hacia el prójimo, sea quien sea y echar por la borda la ética por unos cuántos dólares. Ojalá esa persona haya arrepentido de su proceder, que dejó mucho que pensar,


enviado a la Primavera

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