Errores y Arbitrariedades.
Susana T. Más Iglesias, La
Habana 13 de diciembre de 2013.
Los
dirigentes del país insisten con su llamamiento al pueblo para el rescate de
conductas y principios sociales, los buenos modales, y organización dentro del
país. Pero para llegar a ello habrá un largo camino que recorrer y después se verá si en realidad a estas
alturas se logra.
Es
difícil hacer rectificar a las nuevas generaciones y a otros menos jóvenes que
han crecido a lo largo de muchos años bajo una represión intensa y carentes de
libertad, además de muchos años con la
visión de malos ejemplos, tanto en escuelas como en hogar, centros laborales y personalidades
con altos cargos en el gabinete gubernamental, que amparados en su estatus se
han aprovechado para delinquir abiertamente y traicionar la confianza de los
ciudadanos. Arduo de recorrer será el sendero para
rescatar de nuevo los principios de moral adecuados del ser humano que poseían
los cubanos, cuando los funcionarios intermediarios
del gobierno ni siquiera son capaces de mejorar las condiciones de vida para
los habitantes, cosa que nada tiene que ver con el bloqueo y la política y solo
piensan en sumergirlos cada vez más en la pobreza y extorsión.
Hay
que albergar mucha insolencia y ser en
extremo escaso de mente para convocar a despertar y exteriorizar sentimientos
en los demás que ni ellos mismos se cuestionan.
Todo
lo que ingenian es disponer, ordenar, solicitar, incentivar o como le quieran
llamar, pero esto es solo para embaucar a la población por lo que les pueda
convenir a ese grupo que goza de privilegios.
Existen
ejemplos de sobra para exponer que todos, los de abajo de una forma u otra
aunque no lo expresen abiertamente, los conocen a la perfección porque lo
sufren en carne propia día a día.
Fueron
los dirigentes quienes con el inicio de sus viajes al exterior implantaron las diferencias sociales en términos
generales, ¿cómo?, pues con la importación
de prendas de vestir de marcas con alta calidad, a las que el pueblo no
tenía acceso, obsequiaban a hijos y
nietos con juguetes exuberantes y de altas tecnologías, que marcaron la
desigualdad comparados con los de sus amiguitos. Hay de estos niños que no saben lo
que es irse al colegio con un poco de agua con azúcar en el estómago y medio
pan si acaso.
Pero
son precisamente esos niños, que ya crecieron y se han rebelado contra esas
infamias cometidas con quienes compartían sus alegrías y franquezas, muchos de
ellos decidieron pasar a integrar junto a los demás las filas de los que
reclaman igualdad social. Por ello costará trabajo rehabilitar a este pueblo
que no ha hecho más que acatar órdenes y pasar trabajo a lo largo de tantos
años, observando que los mayores malversadores y traicioneros han sido los
beneficiados del gobierno.
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